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Juan Delgado. Bandera de Cuba.

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Patriotas Cubanos

Juan Delgado y González
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Coronel Juan Delgado.
Coronel Juan Delgado

“Una Biografía Mambisa”

“Un Recluta Camino de Bejucal”

“El 13 de enero de 1896, después de haber burlado la vigilancia de los fuertes y las trincheras que defendían la ciudad y todos los alrededores de Santiago de las Vegas, cuando las noticias de los vecinos, las detonaciones de la fusilaría y las cenizas y el humo de los incendios anunciaban que en el pue­blo de Bejucal habían penetrado las fuerzas del Ejército Libertador al mando del General en Jefe, atravesando patios y potreros llegaba a la finca "La Es­tancia," situada en los primeros escalones de la loma de "La Sierra," un hom­bre joven, vigoroso, de amplia sonrisa, de aspecto campesino, pero de simpá­tico continente; sus miradas, sus gestos y todos sus movimientos anunciaban que había tomado una firme resolución; habló a solas con el que parecía dueño del sitio de labor, se colgó un "Collins" a la cintura, montó en la bonita yegua mora en que había llegado, apretó las espuelas y por el camino del Cacahual partió veloz hacia Bejucal. Ya en la calzada, se tropezó con una pequeña avan­zada de las fuerzas cubanas. Le preguntó al Oficial que servía de jefe que a qué fuerzas pertenecía; contestóle éste que a las del Generalísimo, preguntáronle que si era pacífico y respondió tajante que desde ese momento era un soldado más al servicio de la patria. Este hombre decidido se llamaba Juan Delgado y González. Llegado al pueblo, el jefe de la avanzada con que se encontró en el camino lo presentó ante el Gral. Máximo Gómez, a quien infor­mó Delgado que era uno de los comprometidos de Santiago de las Vegas y que estaba a sus órdenes. Gómez lo aceptó como recluta y lo incorporó a sus fuerzas; pero según refiere el Cmdte. José Cadalso "quiso el destino que a las pocas horas de su ingreso hubiera un reñido encuentro en el barrio de Las Pie­dras, en el que las fuerzas enemigas hirieron y llegaron muy cerca del Genera­lísimo, que en persona dirigía la acción y el que pudo ver como el recluta Juan Delgado se lucía cercenando cabezas a cada tajo de su machete."


“"Impresionado el Gral. Gómez por su coraje y valentía y sabedor de que era uno de los Jefes de la conspiración en Santiago de las Vegas, lo designo Capitán Reclutador de dicha comarca, como zona especial de su mando, pero agregado al Estado Mayor del Ejército, a las órdenes del Gral. en Jefe."


“¡Brillante y gloriosa iniciación, que arrancó del viejo Gómez, tan parco en elogios, palabras de admiración por el valor loco desplegado por el recio y novel combatiente que se acababa de incorporar! ¡Capitán Reclutador, pero agregado al Estado Mayor y a las órdenes directas del General en Jefe!


“¿Podía esperarse privilegio mayor para un soldado novicio? ¿Acaso el General había adivinado de una ojeada, con aquella perspicacia que le era tan característica, las grandes condiciones de valor, de temeridad, de mando y el gran sentido de guerrero que distinguían al que después llegó a ostentar como su mayor y más legítimo orgullo las estrellas de Coronel del Ejército Mambí?


“¿Vio el Gral. Gómez en el recluta Juan Delgado, al hombre capaz de to­rnar resoluciones extremas en un momento crucial de la contienda? ¿Adivino su temple y presintió sus maravillosas habilidades de peleador? ¿Pensó tal vez que este hombre recio y fornido que se había consagrado como un diestro ma­chetero, se habría de ver envuelto andando el tiempo, en acontecimientos que habrían de conmover hasta lo más hondo las fibras más sensibles del General? Sea lo que fuere, el astuto militar con el golpe de vista genial que poseía adi­vino el hombre que había en Juan Delgado y lo designo Oficial poniéndolo bajo sus directas órdenes”...


“El Natalicio”

“El 27 de diciembre de 1868, en la finca "El Bosque," en el Barrio de Beltrán, municipio de Bejucal, vio la luz primera Juan Delgado y González. Hasta llegada la adolescencia vivió en el ambiente de nuestros campos, apren­diendo las faenas agrícolas y aspirando las puras esencias de cubanía que en ellos se respiraba. Amo el paisaje campestre, se adentró en fincas y vegas, conoció al guajiro, observo la servidumbre económica en que se debatía, se percato de sus ideas políticas, sintió odio por la tiranía que aherrojaba al país y dándole rienda suelta al entusiasmo que le bullía dentro se convirtió en un fanático del patriotismo y en un decidido partidario de la independencia nacional”...


“La Muerte de un Titán”

“..."Al amanecer el 23 de abril de 1898 el Coronel Juan Delgado con unos veinte hombres, vivaquea en la finca Pastrana, cerca del lugar donde cayera el Lugarteniente General Antonio Maceo. Los españoles se le echan encima. Juan Delgado se rehace y ordena una carga al machete, causando unas quince bajas al enemigo, muy superior en número a su escasa escolta. Pero no puede escapar. Los españoles lo tienen bien cercado. Unos minutos más tarde, está entre dos fuegos. Sin embargo logra escabullirse de esta segunda agre­sión. Acompañado de sus hermanos Donato y Ramón y el Teniente Masangú emprende la retirada, buscando a sus fuerzas. En Torrens se tropieza con fuerzas de la guerrilla que manda Peral, el mismo del encuentro de San Pedro, el 7 de diciembre de 1896. Están emboscados. El fuego esta vez los aniquila. Cae Juan Delgado. Y caen junto a el los otros dos hermanos. El Teniente Masangú puede escaparse, lo que no fue óbice para que los españoles mata­ran a un pobre pacífico de la raza de color, afirmando que era el oficial cubano que se les había escabullido de entre las manos.


“"Después los guerrilleros dieron rienda suelta a un clásica ferocidad. Los cadáveres fueron horriblemente mutilados. Cuando los llevaron al cementerio de El Cano para enterrarlos fue imposible la identificación.


“"Allí los enterraron. Dos días después el gobierno de los Estados Unidos declaraba la existencia de un estado de guerra con España. Los bravos de San Quintín que habían cometido la felonía de asesinar a Juan Delgado, sus hermanos y un infeliz pacífico no fueron ahora bastante para contener el ímpetu de los soldados norteamericanos que en combinación con los cubanos comenzaron a expulsarlos de la Isla. España se adelantó al desastre. Per­dida una parte de la escuadra en Santiago de Cuba y otra en Cavite, ocu­padas las islas Filipinas, Puerto Rico y Santiago de Cuba, no aguardó más para solicitar la paz.


“"En 1900 los cadáveres fueron exhumados y trasladados al cementerio de Santiago de las Vegas, donde permanecieron hasta el 22 de abril de 1923, en que sus hermanos y el Ayuntamiento de Bejucal pidieron que se les tras­ladara al cementerio de su pueblo natal donde la familia disponía de un pan­teón. Santiago de las Vegas para honrar al héroe levantó en el mismo lugar donde el había conferenciado con Martín Marrero, concertando el levanta­miento de 1895, una estatua en la que se le ve de pie, con el machete desen­vainado en actitud de combate. No podían haberlo esculpido mejor. Porque esa fue su vida: un combate perenne por la justicia, la libertad, el derecho. Un combate porque su patria tuviese un lugar en un mundo libre, dignificada por el amor de sus hijos y el respeto de sus ciudadanos"”...


González Ramos, Eladio J., Dr. 1953. “Juan Delgado - Héroe de San Pedro” Ediciones del "C. I. R.". 54 páginas.



Obras relacionadas con el Coronel Juan Delgado y González

• Monumento a Juan Delgado en Bejucal.


• Monumento en el Parque Juan Delgado en Santiago de las Vegas.





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Última Revisión: 25 de Octubre del 2007
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