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El VI Congreso Nacional de Historia en la revista Carteles del 31 de Agosto de 1947, Cuba


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Congreso Nacional de Historia en Carteles del 31 de Agosto de 1947


31 de Agosto de 1947
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Mr. Lincoln
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Congreso de Historia
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Casino de Cojímar



“El VI Congreso Nacional de Historia”
Carteles
31 de Agosto de 1947

Presentamos el artículo “El VI Congreso Nacional de Historia” por “Roig de Leuchsenring” lo más fiel posible a como aparece en la revista Carteles, edición que circuló el 31 de Agosto de 1947. Hacemos arreglos menores para actualizar la acentuación ortográfica.




Congreso Nacional de Historia
“por Roig de Leuchsenring

“Ya ha sido convocado por la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana el Sexto Congreso Nacional de Historia.


“Año tras año, desde 1942, han venido celebrándose estas justas culturales, con firme constancia por parte de sus organizadores y creciente entusiasmo de investigadores, estudiosos y profesores a ellas asistentes y sin que degeneraran en lo que, parafraseando a José Antonio González Lanuza podría ser motejado de "rumbas históricas", como aquellas "rumbas benéficas" de los primeros tiempos republicanos a que descendieron las reuniones de beneficencia y corrección con tan nobles fines iniciadas por lo más selecto de la intelectualidad cubana de la época.


“-¿Un congreso histórico anual? -¡Imposible! -argüían los escépticos, aun dentro de nuestra propia Sociedad, cuando se iniciaron estos eventos culturales, en la fecha ya indicada. Y razonaban así, basados en la experiencia adversa de otros numerosos congresos en Cuba organizados, y en la aparente dificultad de unir y solidarizar a una clase -la de los historiadores- cuyos integrantes se hallaban dispersos por toda la República y juzgaban imposible lograr su unión y confraternidad.


“Pero lo irrealizable se convirtió en realidad, y aquí estamos en camino del Sexto Congreso Nacional de Historia.


“-¿Un paseo o rumbita pseudohistórico-cultural más?


“¡No! Nuestros Congresos se han caracterizado por su seriedad y laboriosidad, porque son congresos de trabajo y no de diversión.


“-¡Qué latosos! -exclamará más de un criollo parrandero.


“-Totalmente equivocado, amigo. Nuestra seriedad y laboriosidad no nos ha impedido divertirnos, pero hemos logrado que el esparcimiento no interfiera los trabajos de los congresistas.


“-¿Cómo? Muy sencillamente. Hemos logrado separar por completo el trabajo de la diversión. Daré gratis, a los lectores, la receta. Cuatro son los días dedicados a la celebración de los Congresos Nacionales de Historia. En el Primer Congreso mezclamos, en cada día, las sesiones de trabajo con los paseos, comidas, etc. Salimos adelante, pero comprobamos que la labor se resentía cuando era precedida o seguida de algún esparcimiento. Después de almorzar opíparamente, el ánimo de los congresistas se hallaba mejor dispuesto para echar una buena siesta o continuar de sobremesa la charla, que para discutir temas históricos; y un largo paseo requería el final obligado de un grato descanso. ¿Solución? Los dos primeros días del Congreso, se dedican, mañana y tarde, y si es necesario, por la noche también, al estudio y discusión de los trabajos y las mociones presentados y a la adopción de los acuerdos v resoluciones; y terminadas totalmente las labores del Congreso, aprobada su acta final, los dedicamos a divertirnos, procurando siempre, por ejemplo, que los paseos tengan un carácter histórico, visitando edificios, lugares, etc., donde haya nacido o vivido o actuado algún prócer nacional o donde se hayan desarrollado acontecimientos de significación durante la época colonial, revolucionaria o republicana. Allí sobre el terreno, con precisa sencillez, alguno de los congresistas explica a sus compañeros la vida del personaje o el desarrollo de los hechos. No falta, tampoco, la visita a museos, instituciones educativas y culturales y sitios de belleza natural, de los que tan pródiga es nuestra tierra. No están excluidos, ni mucho menos, los conciertos, las exposiciones... ni los bailes, que no sólo de pan vive el hombre, y los miembros de nuestros Congresos, además de historiadores, son criollos.


“Aunque las entidades, ya citadas, organizadoras de los Congresos Nacionales de Historia, radican en La Habana, el carácter nacional de los Congresos y su finalidad educativo-cultural, expresada en el reglamento de los mismos, de difundir el conocimiento de la historia, más allá del círculo de los especialistas, hasta el corazón mismo del pueblo, ha hecho que tratemos de celebrarlos en todas las regiones de la República, aunque ese deseo se ha visto frustrado, a veces, por las dificultades de alojamiento y otros inconvenientes, muy a pesar nuestro, insuperables.


“Libres de todo prejuicio localista o regionalista, que en nuestros tiempos sólo pueden albergar en sus mentes ,y corazones los espíritus mediocres, agobiados por la fantochería o el paludismo, entendemos que La Habana ha usurpado y sigue usurpando a las demás localidades de la nación, el puesto y los beneficios que éstas tienen legítimo derecho a disfrutar, por ,lo que, a la hora de acometer una obra cultural y patriótica, como son los Congresos Nacionales de Historia, ella debe ir proyectándose por toda la República.


“Nuestra historia nos enseña, además, el daño gravísimo que el localismo produjo en el desarrollo feliz de nuestra contienda libertadora de los Diez Años, que Martí, Gómez y Maceo trataron de borrar en la Guerra del 95, ya dándole el primero a ésta un carácter ampliamente nacionalista, ya realizando los dos últimos la marcha triunfal de la Invasión, de Oriente a Occidente.


“Martí se propuso que ese carácter nacionalista de la guerra por él organizada, quedará fijado desde sus comienzos, primero, en su llamado Plan de Fernandina, con la invasión simultánea de la isla por tres expediciones, y después, al ser delatado éste y frustrarse, con el estallido de la revolución, no en un solo lugar o región, sino en todas las provincias. Y empequeñecen la gran revolución libertadora del 95, los que tratan de imponerle el nombre de alguna de las localidades en que se produjeron alzamientos, ordenados por Martí, cada uno de los cuales no era sino parte de un gran todo. Así, en el Segundo Congreso Nacional de Historia se adoptó la siguiente resolución: "Nuestra guerra de independencia de 1895 no puede denominarse ni de Bayamo, ni de Ibarra, ni de Guantánamo, ni de Holguín, ni de Jiguaní, ni, de Santiago de Cuba, ni de Baire, sino simplemente Guerra de Independencia de 1895.


“Y Gómez y Maceo, planearon y ejecutaron la Campaña de la Invasión con la doble finalidad de dar el golpe de muerte al localismo y regionalismo de que pudieran adolecer todavía los miembros del Ejército Libertador, y extender la guerra por todo el territorio nacional, como lucha revolucionaria nacional y no local que era. Y los resultados no pudieron ser más satisfactorios: los mambises aprendieron a pelear en todas las provincias y los españoles se vieron atacados de Maisí a San Antonio, hasta el corazón mismo del gobierno colonial: La Habana. Y sabido es, como lo ha proclamado también el Segundo Congreso Nacional de Historia, que "después de la Campaña de la Invasión, llevada la guerra siempre triunfante de Oriente a Occidente, y de quedar invadidas y sublevadas las provincias de Matanzas, La Habana y Pinar del Río, y organizadas en ellas las tropas mambisas, y de encontrarse agotada España, como lo han proclamado los propios historiadores y políticos españoles, en armas y en dinero, quedaron totalmente aseguradas las posibilidades cubanas de alcanzar por el propio esfuerzo del Ejército Libertador, la derrota definitiva de las tropas hispanas, fracasada ruidosamente la táctica pacifista y conciliadora, que ni siquiera tuvo tiempo de intentar el general Martínez Campos, y la crueldad implantada por el general Weyler con su "política de guerra" y su represión sanguinaria contra el campesinado".


“Además de aquella razón de divulgación históricocultural y este ejemplo que nos ofrecieron nuestras luchas libertadoras, estamos los cubanos urgidos de fomentar lo que pudiera llamarse el turismo patriótico nacional, para mejor conocernos, amarnos e identificarnos, todos en los problemas de cada uno y cada uno en los problemas de todos; y, según expresé en el discurso de clausura del Cuarto Congreso Nacional de Historia, celebrado en Santiago de Cuba, "cuando esto se logre, nos sentiremos más cubanos y nos dolerán a todos por igual las desgracias, los males y los abandonos que padezcan cualquier provincia y cualquier población, no mirándolas con la egoísta indiferencia de hoy, sino estudiándolas como partes integrantes de la patria grande: CUBA. Y como verdaderos hermanos lucharemos unidos por la madre común y muy amada".


“Fieles a estos empeños tratamos de celebrar el Segundo Congreso Nacional de Historia en la ciudad de Matanzas, pero ello fue imposible, pues en chequeo especial que hicimos con nuestros compañeros matanceros José A. Treserra y Elio Leiva, comprobamos que no tenía aquella capacidad de alojamiento en sus hoteles ni siquiera para cien congresistas.


“Con análogas dificultades hemos tropezado en otras ciudades, no obstante nuestros buenos deseos, que padecemos para el fomento del turismo en toda la República, de la falta de hoteles siquiera medianamente confortables, con el mínimum de confort que hoy puede exigirse en cualquier país civilizado, y mucho más en Cuba, por su estratégica posición turística: cuarto con baño y restaurante decentemente presentado y servido. Hay lugares, por ejemplo, como Remedios, de atracción turística insuperable por el rico valor colonial de sus casonas, iglesias, rincones, etc., y por el interés extraordinario de sus procesiones y parrandas, y sin embargo -con todo dolor confieso, como hijo adoptivo- no tiene un solo hotel que merezca llamarse tal. Hay poblaciones, como Matanzas, Sagua, Cienfuegos, Caibarién y otras que sí poseen algunos buenos hoteles, pero ya pequeños, ya insuficientes para recibir congresos y convenciones, pues muchas de sus habitaciones suelen hallarse comprometidas casi permanentemente para políticos, agentes comisionistas de industrias y comercios y... ¡novios en luna de miel!


“Además, para el éxito de un congreso o convención se requiere que los elementos culturales, sociales, comerciales, industriales, cívicos, etc., de la población, tengan interés y tomen a su cargo la preparación y organización, allanando, como no pueden hacerlo los extraños, las dificultades que siempre se presentan para aunar los diversos sectores locales y conseguir su apoyo al éxito de aquél.


“Hasta ahora sólo hemos podido llevar nuestros Congresos Nacionales de Historia a dos ciudades: Trinidad y Santiago de Cuba, gracias a la actuación admirable, en la primera, de Manuel A. Béquer, presidente de la Asociación Pro Trinidad, y en la segunda de los miembros de la Sociedad de Geografía e Historia de Oriente, con Pedro y Enrique Cañas Abril, Felipe Martínez Arango, Ulises Cruz Bustillo, Luis Boix Comas, a la cabeza, y el alcalde Luis Casero y el gobernador, Ramón Corona.


“El compañero Béquer, en Trinidad, y los compañeros últimamente mencionados, en Santiago, han demostrado insuperable entusiasmo y capacidad organizadoras, cooperación y apoyo decisivo, gracias a los cuales el Tercero y Cuarto Congresos Nacionales de Historia, celebrados respectivamente en dichas ciudades alcanzaron éxito superlativo.


“El Sexto Congreso Nacional se celebrará también en Trinidad. Manolo Béquer así lo ha impuesto, garantizando con su fervor trinitario, su dinamismo, su experiencia y su amor a los estudios históricos, una nueva jornada triunfal para los historiadores cubanos.


“Cuál será la labor que éstos rendirán al reunirse en Trinidad del 8 al 12 del próximo mes de octubre y qué atractivos les ha de ofrecer esa maravillosa reliquia histórica y artística, lo ha de ver el lector la próxima semana.”






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Última Revisión: 1 de Febrero del 2005
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