Guije.com Cirilo Villaverde, El Novelista en la revista Carteles del 3 de Mayo del 1953.

Cirilo Villaverde. Bandera de Cuba

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Cirilo Villaverde, El Novelista

3 de Mayo del 1953
  Martí - Enero 1869
  Cirilo Villaverde
  Saltos del Hanabanilla
  Iglesia en La Habana
  Fuego de la Papelera
  Túnel del Almendares
  A Comer Sabroso


Cirilo Villaverde, El Novelista
en la revista Carteles

Presentamos el artículo “Cirilo Villaverde, El Novelista” lo más fiel posible a como aparece en la página 63 de la revista “Carteles”, edición que circuló el 3 de Mayo del 1953.




“Cirilo Villaverde, El Novelista”
por Alvaro S. Dobuen

“Nació este genuino representante de la novela colonial cubana en el ingenio Santiago, cercano a San Diego de Núñez, en la provincia de Pinar del Río, el 28 de octubre de 1812. Era su padre médico del ingenio. Lucas Villaverde y su esposa Dolores tenían ya cinco hijos. No era su vida muy cómoda, libre de asechanzas económicas, pues en el trabajo del médico había suficientes preocupaciones con la atención que había de dedicar a los esclavos. Cuando el niño Cirilo tuvo edad apropiada comenzó a estudiar con el capellán del pueblo cercano, aunque poco pudo aprender, salvo las primeras letras.


Cirilo Villaverde

“En 1820 pasó a la capital de la Isla. Una tía paterna, en cuya casa vive, lo pone a estudiar en una escuelita de barrio en la Calzada de la Reina. La rígida educación de la época hizo rebelde al niño, y tuvo necesidad de abandonar el colegio. Mientras, su abuelo, anciano que le gustaba narrar historias y anécdotas, le fue enseñando algo de latín y otros estudios gramaticales. Más tarde pasó a las aulas del padre Morales, donde conoció a José Victoriano Betancourt, el gran costumbrista cubano.


“Cirilo Villaverde realiza sus estudios superiores en el Seminario de San Carlos. En sus aulas recibe las lecciones de filosofía de Francisco Javier de la Cruz, las clases de latín del padre Pluma, las explicaciones de Govantes. Al propio tiempo escucha a un profesor que será celebre, a José Antonio Saco que había sucedido en su cátedra al eximio padre Félix Varela. Y quizás entre sus compañeros hubo alguno que le sugirió, años después, la estampa física y moral de Leonardo Gamboa, el héroe de su mejor novela.


“Tenía veintidós años cuando concluyó sus estudios de leyes. Era en 1834. Inició sus labores profesionales en el bufete del doctor Córdoba, más tarde con el licenciado Santiago Bombalier; pero eran tales las tretas y triquiñuelas de este abogado que comenzó a sentir gran repugnancia por aquellos manejos de picapleitos. Dos caminos se le abrían a Cirilo: la enseñanza y el periodismo. Comienza a escribir regularmente en varios periódicos y revistas de La Habana. En la Cartera Cubana, en El Faro Industrial y en El Recreo aparecen sus primeros trabajos. Al mismo tiempo ejerce el magisterio en el Colegio Real Cubano y en el Colegio Buenavista.


“Por estos años va publicando capítulo por capítulo su novela El Penitente, reflejo de la vida cubana a fines del siglo XVIII, inspirada, según dice, en los recuerdos de su abuelo. Buscando nuevos medios de vivir, pasa a Matanzas. Trabaja como maestro en un colegio recién fundado, La Empresa. Traba relación con los escritores matanceros y en sus publicaciones da a conocer varias novelas cortas y algunos cuentos.


“Pero el novelista observaba la hirviente realidad que le circunda. Anhelaba poder captar fielmente la vida de los esclavos y libertos, la existencia cruel de los esclavos de los ingenios, el vivir completo de aquella época. Escribió entonces Cecilia Valdés o La Loma del Angel. Cargó con sus cuartillas hasta la imprenta de Lino Valdés y en el año 1839 salía a la luz la primera parte de esta obra que le colocaría en lugar señero entre los novelistas cubanos.


“La política le cautivaba, la situación precaria de su patria le preocupaba. Hacia 1840 conoció a un militar venezolano que se sentía atraído por las cuestiones del país. Lo secundó en sus esfuerzos, colaboró en sus conspiraciones. Y cuando este militar, el general Narciso López, tiene que huir en 1848, Cirilo Villaverde es apresado y conducido a la cárcel. En unión de otros compañeros huye de la prisión de La Habana y embarca secretamente hacia los Estados Unidos.


“Villaverde pasa por Savannah y llega a Nueva York, donde se reúne con Narciso López. Los emigrados fundan el periódico La Verdad donde Villaverde trabaja como redactor. Poco tiempo después se constituye la primera Junta Cubana. La presidencia la ocupa el general López, el secretario es el novelista Villaverde. Tiene treinta y siete años. Ya, por toda su dilatada existencia estará vinculado a la causa de la independencia de Cuba. Padece todas las incertidumbres y frustraciones de las empresas de Narciso López.


“Su vida en Estados Unidos es la que llevaba en Cuba. Se ocupa en el magisterio; dando clases de español en distintas escuelas. Colabora en periódicos y revistas de los emigrados. En 1853 dirige los cuatro números que salen del seminario El Independiente. Colabora en La Verdad, La América y el Frank Leslie's Magazine. Casa en 1855 con Emilia Casanova, cuya labor patriótica la lleva a fundar “La Liga de las Hijas de Cuba” y que será ardiente defensora de la independencia cubana.


“Después de nueve años de ausencia, vuelve Villaverde a Cuba en 1858. Reimprime su breve novela Dos Amores. Trata de reanudar la segunda parte de Cecilia Valdés. Pero se le obliga por las autoridades españolas a abandonar la Isla. En los Estados Unidos continúa enseñando y escribiendo. Participa en todas las labores revolucionarias que preparan y mantienen la insurrección de 1868. Y en momentos de desalientos, cuando parece que los revolucionarios van a flaquear, un grupo de jóvenes visita su casa en busca de consejos. Sin perder los arrestos de su juventud, les dicta la norma inquebrantable: “Seguir hasta llegar”. Y la frase rueda entre todos los grupos de cubanos exilados.


“Terminada la guerra del 68, Cirilo, a sugerencias de su esposa, emprende la postrera redacción de su gran novela. En mayo de 1879 firma el prólogo que llevará la edición final. Las fuerzas le van abandonando. Se siente viejo y débil. Sus clases de español y aquel colegio que fundara en Wanaken en 1864, sus artículos periodísticos, le han permitido sostener a duras penas a su familia. Sólo ha podido estar pocas semanas en La Habana en 1888. No ha perdido la esperanza de ver libre a su país.


“Pero Cirilo Villaverde no podrá ver el nuevo estallido revolucionario. Muere en Nueva York, el veinte de octubre de 1894. Al día siguiente los cubanos que viven entre nostalgias y esperanzas en la enorme ciudad de Hudson, leen en las páginas de Patria estas palabras que ha escrito José Martí, el poeta y patriota de la voz cautivadora y atrayente: “De su vida larga y tenaz de patriota entero y de escritor útil, ha entrado en la muerte, que para él ha de ser premio merecido, el anciano que dio a Cuba su sangre, nunca arrepentida, y una inolvidable novela...”


“La vida de Cirilo Villaverde representa, con toda dignidad, a los escritores cubanos de su siglo, que en medio de zozobras y de quebrantos, en el destierro muchos de ellos, fueron creando una obra literaria al tiempo que colaboraban en la medida de sus fuerzas a la preparación de la independencia de su patria. Villaverde nos ha dejado cuentos y novelas muy estimables, pero sobre todo Cecilia Valdés, gran panorama de la vida cubana de su época, cuadro donde observamos la sociedad colonial en todas sus dimensiones. Los cubanos debía conocer mejor esta gran novela, porque allí pueden advertir como era nuestro país hace cien años y los problemas que lo aquejaban. Cirilo Villaverde, con garra de verdadero novelista, supo atrapar con toda su complejidad la bullente existencia de una sociedad apoyada en la esclavitud.”




Más información sobre Cirilo Villaverde
Cirilo Villaverde en la Literatura Cubana presentada en Damisela.com



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Última Revisión: 20 de Enero del 2008
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