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La Preparación de la Mujer Cubana
Diario de La Marina
Número Centenario

Este artículo lo presentamos como se publicó en el Número Centenario del Diario de La Marina en Cuba el 15 de Septiembre de 1932. El artículo es firmado por Hortensia Lamar.

En la obra original aparece en la página 127 en un formato mucho más atractivo a nuestros esfuerzos. El texto y la ilustración son etrelazados con gran gusto. Excepto por el formato, no le aplicamos ningún tipo de alteración en esta presentación. Este artículo lo consideramos de gran valor histórico y cultural.








La Mujer Cubana
Su preparación y concepto social de la vida

Para hacer justicia a la mujer cubana en el ejercicio de las profesiones, es necesario tener en cuenta un factor de transcendencia innegable: el ancestro ( tradición y prejuicios ).

Tradiciones y perjuicios hacían vivir a la cubana en una verdadera nebulosa intelectual, cuando no en absoluta oscuridad. Salvaguarda de su honor y reafirmación de su feminidad, se consideraba, no ya la ignorancia de las ciencias, sino hasta el arte de la lectura y la escritura en los primeros siglos de la colonia, casi hasta mediados del XIX. A fines de éste, el tipo de selección, se hace sentir. En 1883, la mujer penetra en la Universidad. La Srta. Mercedes Riba solicita su ingreso en la Facultad de Filosofía y Letras. El caso insólito conmueve la densa quietud tradicional. El Secretario lee y relee el árido Reglamento. Pero... ni una palabra que prohiba la entrada de la mujer en la Universidad Real y Pontificia de la Habana. El legislador no había previsto el caso. La Srta. Riba, pues, fué admitida; cursó con brillantez su carrera y se doctoró en 1886. En 1889 le sigue Laura Martínez Carvajal y Camino. Se doctora en Medicina y Cirujía, habiendo cursado, además, Ciencias Físico-Matemáticas y obteniendo veinte veces la nota de sobresaliente.

Imposible citar nombres, que llenarían muchas páginas, de las mujeres graduadas en nuestra Universidad de entonces acá, así como de cuantas se han distinguido en el ejercicio de su profesión, tanto científica como astísticamente. Sólo el nombre de las precursoras es posible anotar.

Esas precursoras, esas primeras mujeres que penetraron en la Universidad, fueron la avanzada gallarda que abrió el camino; fueron ellas las que se desprendieron valientemente de la garra del pasado, obstinado en mantenerlas en sujeción, para trasponer, decididas y serenas, los linderos luminosos del porvenir. Tras ellas, paso a paso, siguieron otras y otras la huella imborrable, hasta que, pasada la primera década del siglo XX, decididamente invaden la Universidad, y codo con codo junto al varón, estudian, gana el título y disputan premios. En el último año se habían matriculado en la Universidad más de mil mujeres.

Ha sido la mujer alumna eminente de la Universidad, y ha obtenido en proporción apreciable premios y ganado oposiciones en todas las asignaturas.

Las facultades de Farmacia, Pedagogía, Filosofía y Letras, más las “carreras agregadas” de Comadronas y Enfermeras, han sido las preferidas por las mujeres cubanas. Están en minoría las que se han doctorado en Medicina, Cirujía Dental y Leyes y ejercen su profesión; pero lo hacen con dominio absoluto de ella, descollando en el extranjero, en centros científicos, las que han salido a ampliar su cultura profesional y cultivar una especialidad.

Como regentes de Farmacias, Catedráticas de Escuelas Normales e Institutos de Segunda Enseñanza, Como Maestras de Instrucción Pública y Privada, como Ayudantes y Auxiliares de Cátedras de la Universidad, como Comodronas y Enfermeras, ejercen las mujeres en Cuba sus profesiones, librando el sustento propio y de los suyos en la mayoría de los casos.

Como Maestras de Instrucción Primaria, ejercen en Cuba 6.415 mujeres, el 86%; como Maestras de Enzeñanzas Especiales, 808, el 97%. Como Catedráticas, 135. Como Inspectoras Pedagógisas, 29. Como telefonistas, tenedoras de libros, cajeras, son legión las cubanas que trabajan en las oficinas del Estado, Bancos, Comercios, Industrias, demostrando capacidad plena. La primera mujer cubana que solicitó y obtuvo un empleo en oficina pública, fué la Srta. Emilia Córdoba, al comenzar la primera Intervención.

Incontables son las cubanas que como profesoras de Música, ya vocal, ya instrumental, en Conservatorios y clases privadas - y hoy además, en audiciones para Estaciones de Radiodifusión - ejercen su profesión artística con devoción y éxito brillante. Las precursoras fueron Cecilia Arizte, Angelina Sicouret, Celia Reyes, Isabel Castillo, María Luisa Chartrand, Josefa Blanco, María Payne Pintó, Mercedes R. Arjona...

En 1878, el Sr. Miguel Melero, al ser nombrado Director de la Escuela de Pintura, dió entrada en ella a la mujer, que se ha distinguido en ese Arte, obteniendo premios no sólo nacionales sino en Exposiciones extranjeras, y ejerciéndolo como Profesora de Dibujo y Pintura en Colegios y clases privadas, en Cátedras de Escuelas Normales y en la misma Escuela de Pintura, de la que surgió ya la mujer decoradora, que pone el sello de su buen gusto, inteligentemente cultivado, en muebles y decoraciones interiores. Las precursoras profesionales de la pintura fueron: Matilde de la Peñuela, Angeles Adam, Elvira Melero, Adriana Billini, Emma Campuzano... También en el periodismo, especialmente en Revistas, se ha distinguido la cubana, laborando con personalidad precisa. La s precursoras, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Domitila García de Coronado y la poetisa Sofía Estévez.

La cubana hace un cuarto de siglo, por un cambio político ( de la colonia a la intervención norteamericana ), adquirió la libertad física de moverse fuera del hogar por el contacto con la civilización y costumbres sociales de aquel pueblo. Se lanzó a librar el sustento en el ejercicio de profesiones hasta entonces predio vedado a ella. Las generaciones de mujeres que le habían precedido vivieron en opresión. Luego no ha tenido ventajas ni privilegios especiales para estudiar. Su preparación no puede ser mejor en relación con el medio y con los medios con que ha contado. En el ejercicio de sus profesiones se ve estorbada frecuentemente por los prejuicios del sexo, que aún hunden sus raíces en el oscuro ancestro, chupando los mejores jugos del fruto de la vida.

A pesar de nuestra tradicional indiferencia por lo social, en su concepto profundo y filosófico de cooperación, la mujer cubana, en los grupos de selección, que son los que a la postre imprimen el moviemiento a las masas, ha sido tocada por la inquietud universal que mantiene alerta hoy el espíritu humano, y ya tiene el concepto social de la vida como servicio a la comunidad, partiendo de la superación undividual, única capaz de crear al Hombre Nuevo.


HORTENSIA LAMAR




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Última Revisión: 21 de Abril del 2003
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