Guije.com Ybor City o Ibor City, Tampa, y los cubanos en sus orígenes. Cuba en la historia de Tampa y Tampa en la historia de Cuba.
  
La cultura cubana y los cubanos en Tampa. Bandera de Cuba.

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Banderas cubanas y americanas en Miami

Tampa
Tampa
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Calle en Tampa con el nombre de Avenida República de Cuba. Foto en Ybor City de noviembre del 2007.
Avenida República de Cuba en Ybor City, Tampa

A mediados de la década de 1880 se trasladaron algunas fábricas de tabaco de Cayo Hueso a Tampa, dando comienzo a una de las colonias cubanas más numerosa en los Estados Unidos del siglo XIX. Pasada la Guerra de los Diez Años, terminada en 1878 en el Pacto del Zanjón, aquellos cubanos que le habían sido tan fieles a las causas de la independencia de Cuba sólo se podían preocupar de establecerse en estas nuevas tierras, pero no tardaría mucho en que José Martí se hiciera escuchar y los cubanos en Tampa pronto respondieron al llamado con gran entusiasmo y orgullo.


Escaleras en Tampa donde José Martí se retrató en 1893 junto con los cubanos que residian en esta ciudad de la Florida. Foto en Ybor City de noviembre del 2007.
Antigua fábrica de Ibor y Manrara, en Tampa.
Escaleras donde José Martí se retrató en 1893
con los cubanos residentes en Tampa.

En 1891 José Martí tuvo la oportunidad de visitar esta ciudad de la Florida, siendo muy calurosa la acogida que recibió de la colonia cubana que le había invitado y allí le esperaba. Entre otros actos el Apóstol pronunció dos de sus más conocidos y aplaudidos discursos: “Con todos y para el bien de todos” y “Los Pinos Nuevos”. Aquella visita, y otras después, de José Martí a Tampa antes de su partida para Cuba, y el trágico acontecimiento en Dos Ríos, quedaron grabadas en el tiempo. En el presente aun se pueden ver los edificios preservados y los monumentos edificados desde entonces para honrar tan significantes momentos en la historia de Cuba y de Tampa.


Busto del José Martí en Tampa. Foto de noviembre del 2007.
Busto de José Martí en Ybor City, Tampa.



El siguiente artículo lo encontramos en la Bohemia del 26 de junio de 1955. Lo presentamos como lee en la revista con links insertados para ampliar la información o dirigirnos a temas específicos. Los links son a páginas Web en Guije.com y sitios hermanos:


“Tampa”
“Documentos Cubanos Raros o Inéditos”

“Ahora que la ciudad floridana de Tampa celebra su centenarios, este trabajo de Carlos M. Trelles, publicado en el número de "Cuba y América" correspondiente al 1º de julio de 1897, recobra actualidad. Finalizaba la Guerra de Independencia cuando Raimundo Cabrera dedicó todo un número de su magnífica publicación a la ciudad de Tampa. Para aquel número escribió Trelles este trabajo insistiendo mucho en destacar la contribución de los cubanos al crecimiento y desarrollo industrial de aquella ciudad. De ahí que no vacilemos en reproducirlo ahora, en la seguridad de que estamos reviviendo un trabajo de fundamentados datos en relación con Tampa, un nombre de ciudad de los Estados Unidos que suena mucho a cosa de la patria cubana.


“En este edificio funcionó originalmente la
“organización patriótica "Caballeros de la Luz".
“Más tarde se instaló en el mismo
“la Sociedad General de Trabajadores de Tampa.”

“La espaciosa bahía del Espíritu Santo o Tampa, elegida en 1539 por el conquistador español Hernando de Soto para desembarcar una expedición de mil peones y doscientos cincuenta jinetes con los cuales apoderarse del país y llegar a orillas del Mississippi, se ha convertido en los últimos tiempos en el punto de partida de una vía comercial de capital importancia y a la que aguarda un porvenir esplendoroso.


“Cerca de ella se extiende la ciudad de Tampa, uno de los focos separatistas cubanos más activos y cuya influencia sobre los destinos históricos de Cuba es innegable. Este nido de filibusteros como la llaman los integristas españoles era, hace medio siglo, un lugar todavía en estado salvaje, habitado por los indios seminolas. La colonización española apenas había dejado los más leves indicios de civilización en todo el prolongado periodo que duró su dominación. A tal punto era insignificante Tampa que en 1880 sólo contaba con 800 habitantes esparcidos por el dilatado condado de Hillsboro, de 1,300 millas cuadradas de superficie.


“Dos acontecimientos, uno fausto y otro desdichado, vinieron a dar pasmoso impulso a la entonces embrionaria ciudad.


“Fue el primero, la llegada a ella de las paralelas del ferrocarril de Plant en 1884, por medio del cual se puso en contacto con la inmensa red ferrocarrilera de este maravilloso país; y desde el instante mismo en que resonaron en los ámbitos de la aldea los estridentes silbidos de la locomotora despertaron las ocultas energías que encerraban aquellos habitantes, empezaron a acudir multitudes de los condados circunvecinos y todo cobró vida y movimiento al paso civilizador de la bienhechora vía férrea.


“Dos años después, un conocido industrial valenciano, el señor Vicente Martínez Ibor que hacía largo tiempo residía en Key West donde poseía una extensa fábrica de tabacos habanos, enterado por su socio el camagüeyano señor Eduardo Manrara, de las excelentes condiciones de Ibor City, convertido entonces en verdadera selva poblada de toda clase de reptiles, decidió trasladar su gran manufactura "El Príncipe de Gales" a estos arenales. Es de justicia advertir que el señor Manrara fue informado a su vez del modo de ser de Tampa por otro español, el vice Cónsul señor Gavino Gutiérrez; y por otra parte el señor Ramón Rivero apoyó calurosamente en su periódico "The Equator" de Key West el proyecto de traslación de la fábrica. Ellos son, pues, los padres de Ibor City. El violento incendio ocurrido en el Cayo en 1886 coadyuvó poderosamente a la realización de este plan.


“Otro industrial, el señor Sánchez, también español, imitó en el mismo año el ejemplo dado por Martínez Ibor. Tal fue el origen de Tampa industrial: origen español en buena parte. Y hecho singular verdaderamente. En vez de fomentarse como era, hasta cierto punto lógico esperar, una colonia española ferozmente intransigente al estilo de la de México, la creación de esas dos fábricas dio nacimiento a una ciudad eminentemente rebelde y desafecta a España, a una ciudad que como el Cayo, es una eterna pesadilla para esa decrépita Nación. Pero justo es confesar que el señor Martínez Ibor fue uno de los españoles de espíritu más liberal y expansivo (rara avis) y su decisión por los cubanos y su causa le acarrearon persecuciones de sus compatriotas, quienes le obligaron a abandonar la Isla en 1869.


“Para los cubanos emigrados esta fotografía le
“traerá grandes recuerdos. Se trata de la fábrica
“de tabacos de Sánchez y Haya, donde el patriotismo
“tuvo uno de sus mejores templos.”

“Iniciada de este modo la industria Tabacalera se desarrollo en esta localidad de un modo fenomenal y la población creció a compás de los Tabacos que se elaboraban. Algunas cifras lo probarán. En 1886 la población era de 1200 habitantes y hoy alcanza a 18,000. De modo que Tampa, robusta rama desprendida del frondoso árbol de Cayo Hueso, cuenta en estos momentos con tantos seres humanos como la ciudad a quien debe la existencia. En el primer año citado se elaboraron de diez a doce millones de tabacos y en 1896 llegaron a noventa millones, cifra que representa más de la mitad del Tabaco confeccionado en toda la Florida -y justamente la mitad del exportado por el puerto de La Habana durante el año pasado. Con decir que en 1886 las fábricas eran dos y en la actualidad pasan de cuarenta, se comprenderá el vuelo asombroso que aquí ha Tomado la humeante industria, desarrollada así por el bill Mc. Kinley y la torpeza de los gobernantes españoles.


“Y ya que nos referimos al Torcido de la famosa hoja, bueno es dejar sentado que los perversos planes de Weyler, de arruinar con su ridículo decreto de 17 de mayo de 1896 la industria Tabacalera de la Florida, con objeto de matar por hambre a los cubanos emigrados (como si eso fuera tan fácil como hacer morir de inanición a los cubanos reconcentrados), y concluir, por ende, con las colectas patrióticas, se han visto por fortuna completamente defraudados. Las fábricas tampeñas continúan su trabajo regular y no hay temores de que suspendan el trabajo por falta de material ni de que concluyan los donativos a la causa. Por el contrario, personas peritas en la materia esperan que este año se lancen al mercado mayor número de millones de tabacos torcidos que nunca. Y, lo que es más grave todavía, que el tabaco mexicano suplante lentamente al habano, como lo demuestra el hecho de haberse importado de la Isla en 1885, 25,000,000 de libras de tabaco en rama y del de México 68,000; y no haberse importado en cambio de Cuba, en 1896 sino 14,000,000 y del mexicano 35,000.


“No es posible dejar de decir, al hablar de Tampa, dos palabras acerca de la gran manufactura de Martínez Ibor que da empleo a más de cuatrocientos operarios y cerca de doscientas despalilladoras, cubanos en su inmensa mayoría. En esta casa y en la de Trujillo Benemelis es donde más predomina el elemento separatista y se rinde culto fervoroso al ideal de Céspedes y Martí: son los baluartes del cubanismo.


“Otras fábricas de notoria importancia pueden citarse; como por ejemplo, la de Seidemberg, Ellinger, O' Halloran, Sánchez, Haya, González, Mora Creagh, Lozano, Guerra, Díaz, San Martín, Chávez, Juan La Paz, Barranco & Co., etc. etc.


“De los 85,000 tabaqueros que residen en la República Modelo 3,000 se encuentran en Tampa, amén de mil despalilladoras, entre las cuales no es difícil encontrar rostros de fascinada belleza.


“Ibor y Manrara fueron dos apellidos enlazados
“comercialmente, pero también unidos en el fervor
“patriótico y en la propaganda de los ideales de José Martí.
“Esta era la fábrica de Ibor y Manrara, en Tampa.”
Se ven las escaleras donde José Martí se retrató en 1893.

“En Tampa se halla establecido el famoso Hotel de Plant, conocido por el Tampa Bay Hotel, uno de los más confortables y lujosos del mundo. La Corte o Audiencia es amplia y de agradable aspecto. La Compañía de Cerveza de la Florida, inaugurada en este año y cuyo costo ha sido de $150,000 posee uno de los edificios más importantes de la ciudad. Tampa cuenta también con dos Bancos Nacionales y uno del Estado, hecho para nosotros sorprendente, pues estamos acostumbrados a ver ciudades muy importantes de Cuba en las que no existen ni vestigios de instituciones bancarias.


“Las calles tienen en total una extensión de ochenta millas; se encuentran recorridas por dos líneas de carros eléctricos y alumbradas por gas y luz de arco voltaico.


“Tres cuarteles de bomberos prestan servicio en caso de incendio; tres fábricas de hielo refrigeran a los moradores y se publican tres periódicos diarios y seis semanales. En quince escuelas, a las que asisten dos mil niños, se da al pueblo el pan de la instrucción. Señales significativas son todas éstas que ponen de manifiesto la potencia de la vigorosa civilización norteamericana.


“Sostiene la ciudad once iglesias, bajo distintas formas: los católicos han erigido dos; y los episcopales, congregacionalistas, hebreos y cristianos una, respectivamente.


“El clima es muy benigno y la salubridad sorprendente. La revista "Florida Echoes" asegura que la mortalidad en 1894 fue de nueve y medio por mil, hecho verdaderamente asombroso si se recuerda que las de la Habana y Matanzas, por ejemplo, pasaban en ese año del treinta por mil; y ni aún en la Gran Bretaña, donde los adelantos de la higiene han alcanzado el sumun de perfección, se puede citar otro caso de tan baja mortalidad.


“El cuarto distrito de Tampa City lo constituye Ibor City donde se albergan 6,000 personas en su mayoría cubanos. El que pase por la Avenida Séptima o la calle Catorce, valga de ejemplo, no creerá estar en los Estados Unidos, tal es el crecido número de hijos de Cuba con que tropieza y los establecimientos de todas clases en los cuales no se ven sino anuncios en castellano.


“En Ibor City se encuentran cerca de mil casas que dan abrigo a una población obrera, formada en gran parte de refugiados políticos que detestan de todas veras al Gobierno español y contribuyen a los fondos del Partido Revolucionario dando el cinco o el diez por ciento de sus jornales.


“A más de las tabaquerías cubanas se cuentan unos treinta Clubs separatistas, de ellos diez de Señoras y Señoritas, donde se abona semanalmente una cantidad destinada a la compra de armas, municiones y medicinas con que auxiliar a nuestros heroicos hermanos que ofrendan su vida en altar de la patria.


“Han fijado su domicilio en esta ciudad treinta médicos, diez farmacéuticos, ocho dentistas, seis abogados y varios escritores, oradores y poetas, todos hijos de Cuba. En pocas ciudades cubanas de igual número de habitantes se encontrarían con tanta profusión los títulos académicos. Y, sin embargo, Montoro en su olímpica soberbia, se permitió no ha mucho calificar de ignorantes a las emigraciones cubanas en la Florida.


“Los estudiosos de la vida de José Martí conocen el
“conflicto de los tabaqueros cubanos con la fábrica
“"La Rosa Española" que de Cayo Hueso se trasladó a Tampa.
“Esta fotografía es del edificio de aquella fábrica de tabacos.”

“West Tampa


“Casi contigua a Tampa se encuentra la recién nacida ciudad de West Tampa, venida al mundo municipal el mismo año en que el gran Martí lanzó al pueblo a conquistar su independencia. Su población es ya, no obstante, de 2,800 almas y su Alcalde o Mayor ha sido hasta hace poco el benemérito patriota coronel Fernando Figueredo. Difícilmente se encontraría otro caso semejante en los Estados Unidos. Los habitantes son cubanos en su inmensa mayoría.


“Como sitios de expansión debemos citar el Parque de Soto o Palmetto, donde el pueblo se recrea los domingos, y Ballast Point en cuyo lugar se levanta una pagoda japonesa convertida en salón de baile.


“Fort Brooks, barrio mundano inmediato a Ibor fue creado en 1832 y se convirtió en una base de operaciones durante la guerra contra los indios seminolas.


“Antes de concluir diremos que en el puerto de Tampa se está creando otra ciudad llamada Port Tampa City, con 1,000 almas y varias fábricas de tabacos. No tardará en tomar incremento dada su excelente situación.


“Sería interminable este artículo si refiriera los repetidos trabajos efectuados en esta portería de la manigua en pro de la independencia patria. Pero no es posible dejar de consignar, antes de poner término a estas líneas, que aquí brotó la primera chispa, como ha dicho muy bien mi estimado amigo el señor Rivero, del voraz incendio que consume y regenera a Cuba. En efecto, en el patriótico cerebro de otro amigo mío, no menos respetado y querido, el señor Néstor Carbonell, brotó en 1891, la luminosa idea de invitar a Martí a venir a este centro de emigrados a dirigir su voz al pueblo y organizar en debida forma los trabajos redentores. Auxiliado por su hijo Eligio, preparó el terreno de tal modo que al llegar a Tampa el extraordinario tribuno y agitador cubano "se lo encontró todo hecho". En seguida, se constituyó el potente Partido Revolucionario y cuatro años más tarde, en un tabaco elaborado en la fábrica de O'Halloran fue la orden para que el más grande de los Generales cubanos, Antonio Maceo, desembarcase en Cuba y empezase el desarrollo del sangriento drama que está asombrando al Viejo y al Nuevo Mundo.”




Este artículo también es de la Bohemia del 26 de junio de 1955. Lo presentamos como lee en la revista con links insertados donde corresponden. Los links son a páginas Web en Guije.com y sitios Web hermanos:


“Tampa y Cuba”
“por”
“Herminio Portell Vila”

“La Sociedad Colombista Panamericana trabaja con el mayor empeño para asegurar la participación de Cuba en la Feria del Progreso de Tampa, que se inaugurará el día primero de julio.


“Ya era tiempo que se reafirmase el interés cubano en la vida tampeña, que data de siglos atrás; pero que, en los últimos años, habíamos descuidado muy mucho y con gran injusticia, los cubanos. La geografía, el desenlace del duelo implacable entre los dos magnates ferroviarios norteamericanos, Henry Plant por la costa occidental, hasta Tampa, y Henry M. Flagler, por la oriental, hasta Miami, el fomento de esta última, con sus playas circundantes, y la aviación, han separado a los habaneros y a los tampeños. Sin embargo, hay mucha historia y muchos recuerdos gloriosos, en común, que de nuevo acercan a La Habana y a Tampa para restablecer las estrechas relaciones de antaño a beneficio de las dos ciudades.


“El centro de la ciudad de Tampa en 1890,
“cuando Martí visitaba a la colonia cubana.”

“Está por escribir la historia de las emigraciones cubanas en los Estados Unidos, comenzadas hace más de un siglo, cuando los conspiradores de los Soles y Rayos de Bolívar y del Aguila Negra encontraron refugio seguro en tierra norteamericana. El camino de la libertad, del bienestar y de la ilustración, para millares y millares de familias cubanas del siglo pasado, siempre conducía al "Norte". No se decía "se fue para los Estados Unidos", sino "se fue para el Norte", al hablar de los emigrados. Con los fracasos revolucionarios de tiempos de Narciso López y después, con la Guerra de los Diez Años, la Guerra Chiquita y la Guerra de Independencia, el número de los exilados creció. Nueva Orleáns, Charleston, Savannah, Baltimore, Filadelfia, Annapolis, Wilmington, Nueva York, Providence y Boston, tuvieron numerosas colonias de emigrados cubanos. Algunos de ellos, como los Guiteras, los Santos Suárez, los Gener, los Ruiz, los Carrillos, los Aldama, los Fernández Bramosio, los Betancourt, los Iznaga y otros, pudieron llevar consigo una buena parte de sus caudales y se dedicaron a los negocios en los Estados Unidos, con variada fortuna. Otros iban como estudiantes, a despecho de todas las prohibiciones del coloniaje, que pretendía interferir con la educación en los colegios y las universidades de los Estados Unidos, por parte de cubanos, porque era la educación para la democracia, y se fueron los Touceda, los García Menocal, los Fernández Cavada, los Castillo, los Macías, los González de Chávez, los Luaces, Los Quinteros y tantos y tantos otros, muchos de ellos para no volver jamás a la tierra en que habían nacido y en la que no podían vivir. Hasta los sacerdotes católicos no lo pasaban mejor, a pesar de su ministerio, si respiraban aires de libertad, y si el insigne Pbro. Félix Varela se afincó en los Estados Unidos, llegó a ser obispo auxiliar de New York y fue a morir a San Agustín de la Florida, como si hubiese querido acercarse a la Patria lo bastante para que le llegase su último aliento, el P. Domingo Valdés, el párroco de la Sabanilla, opuesto a la esclavitud y al coloniaje, no lo pasó mejor en Cuba y tuvo que refugiarse, también, en los Estados Unidos.


“No había, ladrones, fulleros o pandilleros entre aquellos cubanos que, generación tras generación, se establecieron en los Estados Unidos. Algunos de ellos alcanzaron prominencia por su saber, sus virtudes, sus inventos y sus aportes a la civilización norteamericana y sus nombres aparecen mencionados entre los "inmortales" de los Estados Unidos, como para mejor demostrar todo lo que se puede esperar del cubano cuando tiene los ejemplos y los estímulos adecuados.


“El día en que un historiador cubano estudie a conciencia el tema de la emigración cubana en los Estados Unidos y lo que representaron aquellos compatriotas nuestros en el prodigioso impulso progresista norteamericano del siglo pasado, podrá preparar una obra que será la más notable vindicación de nuestro carácter nacional y la afirmación incontrastable de lo que se puede esperar de los cubanos, como pueblo.


“El mismo lugar, hoy día, cuando Tampa
“celebra su primer centenario de ciudad.”
Nota: Esta foto se refiere a la anterior.

“La historia de la Florida no se puede escribir sin mencionar a los cubanos para elogiarlos y admirarlos. Ante que los Plant y los Flagler, para que hubiese civilización en la Florida, había que llevarla de Cuba.


“Dice Escalante Fontaneda y repiten otros cronistas de los primeros tiempos de la colonización, que los indios de la Florida y los de Cuba atravesaban en su frágiles canoas el Estrecho de la Florida para sus elementales relaciones humanas; pero los arqueólogos han llegado a precisar que esos contactos ya existían en la época precolombiana y que nuestros primitivos habitantes hablaban un lenguaje que era afín al de los calusas de la Florida, más tarde subyugados y destruidos estos por las tribus más poderosas que se establecieron en esa península y que procedían del Norte.


“Los primeros criollos, ya con mezcla de español y de indio, que fueron de Cuba a la Florida formaban parte de la expedición de Pánfilo de Narváez, que salió del puerto de Jagua (hoy Cienfuegos) el 23 de febrero de 1528. Este Narváez era el mismo cruel capitán de la conquista, en tiempos de Velázquez, el de las matanzas de indios cubanos mientras iba de Bayamo hasta La Habana, el que después fue a sorprender a Hernán Cortés, en Veracruz, para continuar la empresa conquistadora de México y que fue él, a su vez, sorprendido, derrotado, despojado de su expedición, y expulsado de México. Había llegado a Santiago de Cuba a mediados de 1527, precedente de San Lúcar de Barrameda, con la encomienda de conquistar a la Florida, pintada como un segundo imperio azteca por sus riquezas. De Santiago había ido a Casilda y en esos dos puertos, como en Bayamo y en Trinidad, había estado reclutando hombres de armas y esclavos para su expedición, con el apoyo de Vasco Porcallo de Figueroa. Ambos tenían mucho en común en cuanto a falta de escrúpulos.


“La expedición, azotada por un ciclón a la altura del cabo de San Antonio, se internó en el golfo de México y luego fue arrojada por la tempestad contra la costa de la Florida, hasta refugiarse en una amplia bahía, que llamaron del Espíritu Santo, cerca de lo que hoy es Tampa. Los únicos sobrevivientes, que años más tarde llegaron a pie a México, dándole la vuelta a la costa septentrional del Golfo de ese nombre, fueron Alvar Núñez Cabeza de Vaca, después conquistador del Río de La Plata, y un esclavo negro, de origen español. La ruta que hoy los norteamericanos llaman el "Spanish Trail" o "camino español", de la Florida a México, la inauguraron, pues, dos viajeros de Cuba, Alvar Núñez y el esclavo, hace más de cuatro siglos.


“Pasaron algunos años y hacia 1538 resurgió el interés de los españoles por la Florida y se dio la encomienda de conquistarla y colonizarla, desde Cuba, a Hernando de Soto. Por orden de éste el piloto Juan de Añasco fue a reconocer las costas de la Florida, a bordo de un bergantín, y después de recorrerlas vino con el dictamen de que el mejor lugar para efectuar un desembarco era el de la ensenada donde años atrás había estado Pánfilo de Narváez, la bahía del Espíritu Santo o bahía de Tampa, para darle el nombre indio que ha perdurado hasta hoy. La expedición de Hernando de Soto tomó tierra en la bahía de Tampa a fines de mayo de 1539, y allí comenzó la espantosa odisea de españoles y cubanos que, si lograron vencer a los indios, no lograron estar en paz con ellos y nunca encontraron las riquezas que se había prometido. Hernando de Soto descubrió el Mississippi y fue a dormir el sueño eterno en el fondo del río, en el ataúd recubierto de plomo que le hicieron sus soldados; pero entre los sobrevivientes del desastre, llegados en 1543 a Tampico, se encontraban el cubano Gómez Suárez de Figueroa, hijo de Vasco Porcallo con una esclava indígena, y el mulato Estebanillo, también procedente de Cuba.


“Así se fundaron las relaciones entre La Habana y Tampa, que luego se desenvolvieron con grandes dificultades por el continuo estado de guerra con los franceses, dueños de la desembocadura del Mississippi hasta que la Luisiana fue cedida a España, en 1753. Durante todos esos años Tampa fue el refugio de contrabandistas y de piratas, sin que realmente en ella se estableciese una ciudad. La dominación británica, que comenzó en 1763, cuando España entregó la Florida a la Gran Bretaña, a cambio de La Habana, se interesó más por Tampa como una de las avenidas para el comercio con los indios floridanos y como uno de los puntos de contacto para el contrabando con La Habana, que era muy lucrativo. San Agustín y Penzacola eran, sin embargo, las dos principales poblaciones de las que entonces se llamaban "las dos Floridas", la oriental y la occidental. El Golfo de Vizcaya, donde está Miami, era un desierto, y así toda la costa desde la extremidad de la península hasta San Agustín.


España recuperó las Floridas en 1780-81, durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, con tropas enviadas desde La Habana y entre las cuales figuraron hasta los "batallones de pardos y morenos" habaneros que pelearon por la misma causa que Washington y Lafayette. Hubo un mayor interés en colonizar aquellos abandonados territorios; pero ese interés no duró mucho tiempo porque, después del efímero renacimiento del poderío español con Carlos III y sus progresistas ministros, vino la decadencia irremediable con Carlos IV y Fernando VII. El abandono de las Floridas llegó a ser tal, que de La Habana había que mandar la comida, las medicinas, las ropas, el calzado, las armas y las municiones, el papel y hasta los sueldos de los funcionarios y las tropas coloniales. La colonia de Tampa, como la de Cayo Hueso, de antiguo estaban al margen de la ley; pero entonces la situación empeoró porque España no tenía con que afianzar su autoridad. Francia había vendido la Luisiana a los Estados Unidos y los norteamericanos trataban de empujar sus fronteras, por Georgia y por Alabama, hacia el interior de las Floridas. Los indios, los corsarios, los esclavos fugitivos, los contrabandistas y los aventureros de toda laya eran los que dominaban la situación, y un día Fernando VII cedió a los Estados Unidos las dos Floridas por una indemnización pecuniaria. En 1823 el villorrio es­pañol que había en Tampa tuvo vecinos norteamericanos y los Estados Unidos construyeron el fuerte Brooks. Tampa prospero lentamente y cuando la Guerra de Secesión la escuadra de los federales la bombardeo varias veces y por fin la ocupó militarmente para impedir que su puerto rompiese el bloqueo de los estados confederados para traficar con Cuba.


“La colonia cubana de Tampa, aumentó con los emigrados de la Guerra de los Diez Años y allí se establecieron las primeras tabaquerías como el medio de vida de los recién llegados. Los "chinchales" se acreditaron y hubo una mayor demanda por los tabacos de Tampa, por lo que surgieron las fábricas de Martínez Ibor, de Haya, de Cendoya, de Hidalgo y de otros emprendedores cubanos, después de 1869, que llegaron a convertirse en la principal fuente de ingresos para la población. Alrededor de la amplia bahía surgieron otros caseríos, a veces fundados por emigrados cubanos, como Ibor City. Los emigrados adoptaron la ciudadanía norteamericana, participaron de la política del Condado de Hillsborough, donde está Tampa, y fueron alcaldes, concejales, magistrados, alguaciles, etc., mientras la ciudad crecía. Hasta los periódicos en español tenían mayor circulación que los impresos en ingles y dos de ellos, "La Crónica", y "La Traducción", han durado hasta nuestros días. Las mejores revistas ilustradas de Tampa se publican en español. Allí se fundo por la emigración el "Liceo", como en las ciudades progresistas de la Patria lejana, y se le pudo llamar "Liceo Cubano", y hubo Club Nacional Cubano y otras agrupaciones que recordaban a Cuba:


“Era natural que Tampa fuese uno de los centros de actividad patriótica preferido por Martí, mientras organizaba el Partido Revolucionario Cubano. En sus sociedades, en sus teatros, en los salones de las fábricas de tabacos y en las casa amigas, se escucharon sus discursos y sus exhortaciones en favor de la unidad de la emigración para ayudar en la empresa de hacer que Cuba fuese libre. Tampa dio más, por capita, por Cuba Libre, que cualquiera otra ciudad, y sus tabaqueros contribuyeron con más recursos, proporcionalmente, para la independencia de Cuba, que el más acaudalado de los hacendados de la época. Fue en el "Liceo Cubano" de Tampa que Martí pronuncio su famoso discurso sobre los "pinos nuevos". La orden para la Revolución del 95 salió oculta en uno de los tabacos torcidos en las fábricas de Tampa.


“La fundación oficial de Tampa data del 15 de diciembre de 1855, cuando la Asamblea Estatal convalido la existencia de su ayuntamiento. En este año, pues, los tampeños celebran su primer centenario y la exposición o "Feria del Progreso", que durará del primero al dieciséis de julio, es el primero de los actos conmemorativos de la ciudad, en la que hay unas sesenta mil personas de entre las ciento veinte mil de la población, que son oriundas de Cuba y mantienen vivas sus tradiciones cubanas. Los viernes, cuando se vende Bohemia en Tampa, la revista se vocea por las calles como si se tratase de una ciudad cubana. La "Greater Tampa" o distrito metropolitano de Tampa llega a medio millón de habitantes, con los pueblos vecinos, y una quinta parte de ellos entiende el español, tienen recuer­dos familiares cubanos, están al tanto de la última noticia de nues­tro país y mantienen tenazmente, al cabo de varias generaciones, el vinculo que tenían los fundadores de sus familias cuando emigra­ron de Cuba para no vivir bajo el despotismo.


“Las industrias cubanas van a estar representadas en la "Feria del Progreso", de Tampa, gracias a los esfuerzos de la Sociedad Colombista Panamericana y de la Co­misión Cubana Organizadora del Centenario de Tampa. Cuba también enviará colecciones de libros, de cuadros, de esculturas, de mú­sica grabada e impresa, de perió­dicos, de fotografías, de películas descriptivas, de documentos histó­ricos, etc, para llegar al corazón de los tampeños, los más cubanos de todos los norteamericanos, y demostrarles como les quieren y les recuerdan sus hermanos del otro lado del Estrecho de la Flori­da, que hace más de cuatrocientos años, cuando ni siquiera había Jamestown ni Plymouth, ya habían enviado a la bahía de Tampa a Gómez Suárez de Figueroa y a otros cubanos de la primera gene­ración de criollos que hubo en esta Isla.”




Cartas de José Martí a Carolina Rodríguez

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Última Revisión: 1 de noviembre del 2009
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