Guije.com El danzón en Folklorismo - Cosas de mi Tierra.

El danzón. Bandera de Cuba.

Guije.com
 Ciudades y Pueblos
 Municipios de Cuba
 Biografías Cubanas
 Templos Religiosos
 Cocina Cubana
 Cine en Cuba
 Diccionario Güije
 Revistas de Cuba
 Libros de Cuba
 Tarjetas Postales
 Filatelia Cubana
 Postalitas Cubanas
 Cubanito
 Cuentos de Antaño
 Fotos de Cuba
 Links
 Literatura Cubana


Cosas de mi Tierra
Folklorismo
 Música vernácula
 Areíto de Anacaona
 El danzón
 Canto popular
 Música popular
 Folklore
 ¿Hemos evolucionado?
 Tata Nacho
 El Son, inconforme
 Berlioz dijo...
 Sobre crítica
 “Santa Cecilia”
 Julián Carrillo
 Nicolás Ruiz Espadero
 Ignacio Cervantes
 Pedro Blanco
 Academia Municipal
 Sociedad de Conciertos
 Recuerdos de México
 Marín Varona
 Rafaela Serrano
 Dulce María Serret
 Apéndice

El Danzón
en Folklorismo
en Cosas de mi Tierra

Artículo en “Folklorismo” por Eduardo Sánchez de Fuentes editado en 1928 por Imprenta “Molina y Compañía”, Ricla, Num 55-57 en La Habana.


“Así como el zapateo fue siempre nuestro baile representativo en los campos de Cuba, el danzón, desde que se dio a conocer en Matanzas, inventado por Miguel Failde, adquirió una gran popularidad en toda la Isla, figurando con notable preferencia en los programas de nuestros bailes sociales.


“No es necesario decir que el zapateo es anterior al danzón. Todos sabemos que desde la época de la contradanza y la danza, ya nuestros guajiros lo bailaban en sus fiestas, después de entonar el insustituible punto y la clásica guajira, que acompañaban con el tres o la bandurrria.


“El primer danzón, titulado "Las Alturas de Simpson," original de Failde, se estreno en el Club, hoy Liceo de Matanzas, en la noche del 12 de agosto de 1879. (1)


“En el Viaje a la Habana, de la condesa de Merlín - Mercedes de Santa Cruz-, volumen en forma epistolar publicado por primera vez en París en 1844, nos dice la notable escritora que el baile del guajiro es sencillo y ardiente como su vida, (2) y describe el zapateo con atinadas frases, en las que afirma que nuestros campesinos de aquellos días no podían vivir sin el amor y la música.


“Ampliando lo que manifestamos acerca de nuestro característico danzón y de sus antecesores o causantes en El Folklore en la Música Cubana, (3) diremos ahora, remontándonos a la época de la contradanza, (4) que esta fue la que se bailó como las llamadas "piezas de cuadro," colocándose unas veces las señoras a un lado y los hombres a otro, y en ocasiones, bailando separadamente cada pareja, (5) según fuera "contradanza cuadrada," compuesta de cuatro parejas; "de dos parejas", "francesa" y "contradanzalarga". (6)


En el Diccionario Cubano, de José Miguel Macías, (7) se define la contradanza como "baile figurado de muchas parejas que se enlazan y desenlazan con variedad de actitudes, ya cómicas, ya serias o ceremoniosas." En el día, agrega el escritor, ya no se usa, a no ser en las reuniones de provincias.


“Por razón de nuestro clima, como muy atinadamente observaron los cronistas de aquellos días, a esa "contradanse" importada adaptose en una de sus partes el ritmo nuestro, constituyendo esta adaptación una de las figuras o variantes de dicho baile, a más de las llamadas "pantalón," "pastourelle", etc. (8)


“La distinguida escritora Sra. Dolores María de Ximeno, en sus interesantes crónicas, publicadas en la Revista Bimestre Cubana bajo el título de "Aquellos tiempos," dice lo que sigue: ..."en época de doña Justa, a principios del siglo, (9) bailábase de modo original, algo extraño. Colocadas las parejas a lo largo del salón, las jóvenes a un lado y sus compañeros frente a ellas en prolongada hilera, comenzábase por la primera pareja de un extremo, que atravesaba bailando el espacio vacío, llamando a esto "romper danza." Seguidamente iba la otra y luego otra, hasta ponerse en movimiento todo el conjunto. Este puesto de la primera pareja era locamente ambicionado, por lo mucho que se lucía, tanto, que con anticipación concurrían al baile con banquitos o banqueticas, sentándose en el sitio señalado para este objeto, y no perder así el derecho de "romper danza."


Macías, el diccionarista citado, dice (10) que según la Academia, "la danza es un aire en que a compás de instrumentos se mueve el cuerpo haciendo airosas mudanzas." "En la isla, añade, se conocen los bailes modernos; pero es la danza criolla la que triunfa. Esta especialidad cubana no es otra cosa que la contradanza española, (?) modificada por el clima. Consta de dos partes, cada una con ocho compases de dos por cuatro, formando, por repetición de aquéllas, treinta y dos compases. A cada ocho compases corresponde una figura en el baile, las cuales son paseo, cadena, sostenido y cedazo."


“Las danzas se escriben sobre temas de óperas favoritas (como se escribieron últimamente los actuales danzones); inspíranse en ocasiones en temas vulgares, como los pregones de los vendedores, y es ésta la razón que justifica sus nombres, por lo regular extravagantes, como "La cascarilla de huevo," "El obispo de Guinea," etc.


“"El rigodón se baila también -agrega Macías-, pero mucho menos que la danza. Antes, ésta se bailaba de figuras, pero ahora ha quedado reducida a las cuatro citadas."


“Estas palabras del mencionado escritor determinan la evolución que sufrió nuestro baile, partiendo de la contradanza, contentiva de diversas figuras, hasta llegar a la danza sencilla, allá por la mitad del siglo XIX. (11) La contradanza de ritmo cubano nació, pues, dentro de la contradanza antigua, cuyas figuras se fueron suprimiendo con el tiempo, surgiendo después la danza, como una lógica consecuencia de la contradanza cubana.


“Sobre el significado de ambos nombres, "contradanza" y "danza," se han emitido diversas opiniones por nuestros escritores costumbristas e historiadores. Es lo cierto que si bien la palabra "danza" ha alcanzado siempre a todos los géneros bailables, en Cuba antiguamente se llamó "contradanza" al baile importado por los franceses, dentro del cual nació, como hemos dejado dicho, esa adaptación nuestra. Más tarde, y como una derivación de la "contradanza," (12) surgió la "danza," precursora del danzón.


Contradanza inglesa de 1300 en El Danzón de Folklorismo por Eduardo Sánchez de Fuentes.
“"Contradanza" inglesa de 1300, inserta en la obra "Musical Forms".

“Es innegable que cuando surgió el danzón (años de 1879 al 1880) era la danza la que se bailaba, ya fuera esta la de "seis por ocho" o la de "dos por cuatro." Este género fue siempre un baile característico de nuestro país; baile de pareja que alcanzó gran preponderancia en la primera mitad del pasado siglo, olvidada o pasada de moda la "contradanza" con sus diversas figuras o variantes.


“Como todos los bailes de esta clase, la danza se bailaba más o menos libremente, según el ambiente en que se desenvolvía. Nuestros escritores costumbristas nos hablan del furor que sintieron los habaneros desde el siglo XVIII por el baile, y con relación a este género, mencionan las variantes de caidita, de cachumba, de cangrejito, de repiqueteo, de rumba y de chiquito abajo. Más adelante consignan que había los siguientes modos de bailar: de oso, famboá, de malanga, de yambú, de raya la yuca, infanzón, chambombián, etc., derivaciones que estimamos intermedias entre el apogeo de la danza y el advenimiento del danzón. Muchas de ellas sólo se bailaban en los bailes públicos, a los que concurrían personas de todo linaje. En las fiestas sociales y en los salones aristocráticos se bailaba la danza que pudiéramos llamar clásica, con su cedazo, su cadena y su sostenido. (13)


“El propio danzón se ha bailado de distinto modo en nuestra Isla, según el medio social en que los entusiastas bailadores lo han cultivado, y algunas de esas derivaciones que apuntábamos, y que por extensión lo bastardearon y afearon al desenvolverse en un ambiente licencioso, nunca han sido parte esencial de este nuestro baile representativo, que, como la danza, se mantuvo siempre en nuestros círculos sociales dentro de una línea de corrección innegable.


“En los bailes que se celebraban a mediados del pasado siglo, y según rezan las crónicas de la época, cada "danza" duraba por lo menos una hora, y se alternaban las orquestas para no interrumpir su ejecución, bailándose hasta el cañonazo del alba. Los cedazos daban lugar a los animados diálogos de las parejas; momento oportuno que aprovechaban los apasionados galanes para sus pláticas amorosas con sus gentiles compañeras.


“El cedazo, pues, es tradicional; adviértese que en una época se llamó de esta manera a una parte bailable de la danza. Don Esteban Pichardo, en su Diccionario Provincial casi razonado de voces cubanas, lo define así: "Figura de la danza cubana: es un vals (aunque en dos por cuatro), reducido a los ocho compases de la repetición de la segunda parte, con que siempre finalizan las danzas, o sus treinta y dos compases, cualesquiera que sean las figuras anteriores."


“Según el testimonio de la escritora señora Ximeno, ya citada, y de otros costumbristas, posteriormente se llamó cedazo, como indicábamos, al descanso que hacían los bailadores dentro de la danza. Ultimamente, y ya con relación al danzón, se ha llamado así a un pedazo bailable de este género de composición, que dura desde la terminación de un descanso hasta el comienzo del subsiguiente.


“Pichardo define las otras figuras de la antigua danza cubana de esta manera: "Cadena. Figura de la danza. El hombre colocado en la fila de las mujeres da la mano derecha a su compañera, llamándola a encontrar la izquierda del otro inmediato, que hizo lo mismo con la suya; pero soltando las manos para poder continuar repitiendo las SS los cuatro hasta llenar los ocho compases, y entonces se llama cadena doble; porque si termina a los cuatro, sin repetir, es media cadena; si a los cuatro compases o media figura, en vez de soltar las manos quedan todas unidas, cruzadas al centro por una vuelta dada de latigazo, y así continúan sin más movimiento que el de los pies, girando en círculo para llenar los otros cuatro compases o media, se llama entonces cadena sostenida. (A esta variante llamaban sostenido). Paseo. En la danza es la figura entera o figurón que se ejecuta llevando el hombre a su compañera por la cintura desde su lugar hasta la última pareja y volviendo a traerla por entre las dos filas."


“Estimamos que muchos años después, y ya en tiempos de la danza de pareja, sin figuras, surgió la danza de seis por ocho, la que inconscientemente, y debido a su "aire" un poco agitado, dio lugar al danzón, cuyo ritmo reposado no cabe duda que satisfizo, desde el primer momento, a los amantes de Terpsícore.


“La formula rítmica corriente en nuestra música vernácula, Formula rítmica corriente en nuestra música vernácula en El Danzón de Folklorismo por Eduardo Sánchez de Fuentes. esto es, dentro del compás binario, un ritmo "dáctylo" y un "anapesto," sirvió de base al citado profesor matancero Failde, fallecido en 1922, para la formación de un nuevo ritmo, con solo ligar la última doble corchea del primer tiempo con la primera del segundo. Y en una serie interrumpida de esos valores, dispuestos así Ligar la última doble corchea del primer tiempo con la primera del segundo en El Danzón de Folklorismo por Eduardo Sánchez de Fuentes. tomo su asiento el danzón, cuyo ritmo es lógicamente inalterable, refiriéndose solo a su forma las distintas variaciones que ha sufrido en distintas épocas, en cuanto al número y extensión de sus partes y a las melodías que lo integran.


“El danzón, "baile cubano semejante a la habanera," según el Diccionario de la Lengua Española, (14) presenta, en verdad, por su "aire" y por la forma en que se baila, relativa analogía con ésta, que, como sabemos, es mucho más antigua que nuestro cadencioso baile.


“Los que han llamado a nuestro danzón disparate musical lo han calificado a la ligera, sin estudiar su verdadera estructura, pues este baile se escribe dentro de la gráfica más correcta y su morfología está claramente definida. (15)


“Sus detractores llegan a calificarlo como degeneración de la danza, y no falta alguna falsa definición del mismo en determinada enciclopedia. (16) Podemos afirmar que estos errores se deben al desconocimiento de este popular género, que constituye una de las fases más originales de nuestra música autóctona.


“Los que tratan de encontrar en el danzón lascivia, descoyuntamientos, contorsiones de poseídos, etc., ignoran su psicología.


“Acaso en el afán de presentar el "jazz band," artífice de la síncopa, todo el muestrario rítmico antillano, a la curiosa pupila del extranjero, haya mostrado en Europa una falsa interpretación de nuestro clásico baile sereno y respetuoso. (17). Acaso asome en su ritmo básico, como ocurre en otros sectores de nuestro cancionero, cierta influencia negra; (18) pero no es comparable su morfología, ni por su acento rítmico continuado, ni por sus diseños, con la rumba o con la clave, que, como hemos mantenido siempre, ostentan de modo indubitable el sello africano.


“La música del "jazz," caricaturesca y alborotosa, preñada de síncopas y estridencias, denuncia el origen negro de cierta música de Yanquilandia que tiene, indiscutiblemente, sus puntos de contacto con los sectores afrocubanos de nuestro cancionero, aunque en éstos la acentuación rítmica difiera de la de aquéllos.


“El culto escritor Portuondo Calás, al hablar de una crónica de Luis Urbina sobre el danzón y el "jazz band," alude a lo manifestado por este insigne literato mexicano, de la siguiente manera: "Toda esa tradición coreográfica del Viejo Mundo ha sido estrepitosamente destronada por los compases violentos y lúbricos de la música del "jazz," que viajó a Europa con los soldados norteamericanos -de ambición grosera y moral cuadrada, como los retrata el propio cronista-, utilizados por los negros americanos, que luego de contaminarles el espíritu con la lascivia de su música sensual, los convierten en instrumentos de propaganda universal (he aquí la venganza) del charlestton el black botton, que enloquecen y destruyen, mientras ellos, los negros americanos, dejan para si sus "blues," emotivas endechas que hablan de la opresión en que viven en el "país" de la libertad.


“Conocida es nuestra opinión sobre este asunto, ya que en otra oportunidad expusimos nuestra creencia de que el "jazz band" contribuyó grandemente al cambio de valores y a la quiebra de los principios estéticos ocurridos en Europa desde la postguerra, de igual modo que por razón de una próxima vecindad y de un continuo intercambio costanero, ha influido lamentablemente, como portavoz de los bailes norteamericanos, en la decadencia de nuestros bailes nacionales.


“Volviendo a nuestro danzón, repetiremos de nuevo que cuando al mismo se añade algún tema africano y se le adjudican diseños rítmicos que están fuera de su peculiar fisonomía, claro está que aparece como una franca supervivencia de nuestros esclavos; pero no debemos olvidar que la contradanza y la danza formaron el cauce por donde este ha devenido, y que sus melodías originales, en su parte de "clarinetes" y siguientes, no presentan esas características. Se advierte más bien una tendencia negra al completarlo el tema de una rumba, o de cualquier canto afrocubano de actualidad.


“Y es lo más sensible que hayan contribuido a la innegable decadencia de nuestro danzón esos elementos que no son extranjeros, bailes como el "son," que ya se prohíbe en nuestras reuniones aristocráticas y en las sociedades de la raza de color, y que, como hemos afirmado siempre, ha constituido, en todo momento, una lamentable regresión de nuestras costumbres.


“Triste es tener que confesar que la cadena cuyo primer eslabón fue la contradanza se ha roto al llegar al danzón, pues no podemos ni debemos considerar este baile afrocubano que últimamente dieron en bailar nuestros conterráneos como una consecuencia de la danza y del danzón.


“El fenómeno ocurrido se debe a que al trasplantarse a nuestra provincia el son oriental, a quien nunca le hubiéramos negado personalidad para suceder al danzón, se desnaturalizó, como hemos explicado en otras ocasiones, cayendo francamente dentro de los lindes del africanismo.


“Mientras el danzón agoniza, cabe preguntar: ¿cuál será nuestro baile representativo, si éste no resurge, como el Ave Fénix, de sus cenizas?


“Si nos detenemos a estudiar con cierta amplitud las causas que han determinado su postergación, su decadencia, tendremos que convenir en la variedad de los factores que han contribuido de antiguo a ello. En primer lugar, nuestra vecindad y nuestro trato con los norteamericanos, desde el advenimiento de la República, ha constituido un nexo permanente, en el sentido de la importación de cantos y bailes yanquis. Desde días de la epopeya libertadora, por toda la isla corrieron las melodías de nuestros rudos vecinos, tan ligados a la historia de nuestra emancipación, y al tremolar en nuestras fortalezas la gloriosa enseña nacional, símbolo de la consecución de todos nuestros ideales políticos, en nuestro pueblo quedó una como tendencia favorable a su música, a sus quebrados diseños; tendencia que, si bien es cierto que no llegó a influir en la formación de ningún nuevo género de nuestro cancionero, por ser éste, de antiguo, príncipe de la síncopa, es innegable que determinó cierta preterición de nuestra música vernácula. Posteriormente, el intercambio continuado de ritmos y la inevitable influencia norteña que sufrimos han determinado el actual estado de cosas, sin contar con la tiranía del "jazz band" que, como decíamos, desde la post-guerra extendió sus múltiples tentáculos por todas partes. Robustecida aquella tendencia que señalábamos, con la aparición de este nuevo elemento, intérprete inimitable de los ritmos yanquis, fácil es comprender el predominio alcanzado entre nosotros por esa música alborotosa y descoyuntada, que encontró entusiasta cultivo y fácil desarrollo en los mil y un cabarets que la moda implanto en nuestro suelo.


“Ya en ese camino de preponderancia, ganado fácilmente por los bailes extranjeros más que por otros factores musicales, fácil es advertir como nuestro danzón, que a diario se vio desplazado de su legítimo campo por tales enemigos, hubo de refugiarse en cierto género de reuniones celebradas por los amantes de la música autóctona, ya que apenas aparecía en los programas de los bailes ofrecidos por las sociedades de recreo, y ya que la alta sociedad le daba, como vulgarmente se dice, "con la puerta en las narices". En ese período, iniciada la decadencia de nuestro típico baile, dejo sentir en nuestro capital su aroma campestre, su perfume de las montañas, el llamado son oriental, que si bien era conocido en nuestra provincia desde lejanas fechas, en ese momento resurgía ejecutado por verdaderos intérpretes venidos de Santiago, cautivando a los habaneros con su innegable belleza y sencillez. Y fue entonces cuando los cultivadores de nuestro cancionero lo llevaron, equivocadamente, como ya hemos dicho, a integrar nuestros danzones, y por regla general, según el testimonio de los escritos en aquellos días, figuraron en su última parte.


“Esto, que acaso se estimo como un nuevo aliciente para que no muriese nuestro baile más popular, dio contrarios resultados. Al poco tiempo el son oriental dejo de bailarse como danzón, constituyendo género aparte, y al lograr su preponderancia, interpretado por músicos y pequeñas agrupaciones orquestales que no procedían de Santiago de Cuba, la tierra del son, perdió su fisonomía propia, su verdadero carácter, degenerando en un conglomerado afrocubano, actualmente falto de toda originalidad, ya que sus melodías son en su mayor parte extranjeras, y que si lo despojamos del exotismo de sus ensordecedores acentos rítmicos, encomendados a tambores de legítima procedencia africana, deviene como una verdadera miscelánea musical.


“El son, pues, como hemos dicho siempre, traicionó al danzón, contribuyendo a su actual decadencia.


“En el triunfo de su forma bastarda (actual son afrocubano) sobre nuestro legendario baile, han influido, sin duda alguna, dos cosas: la preponderancia del "jazz" y las condiciones físicas de nuestra actual generación, tan dada al atletismo.


“El "jazz" es de origen negro, y al ser aclamadas sus estridencias por la moda, contribuyó a la exaltación de ese son afrocubano que reconoce igual cuna. Por otra parte, nuestro ilustre amigo el doctor José Varela Zequeira, cirujano eminente, que une a sus altas dotes de inteligencia la de ser un notable hombre de letras, estima con razón que en nuestros jóvenes se ha desarrollado lo que él llama el "sexto sentido;" el sentido muscular, que determina en nuestra inquieta juventud esa predilección por los bailes descoyuntados, como el charlestón, el son, etc.


“Discurriendo sobre la posibilidad de un proceso evolutivo dentro de éste nuestro baile más representativo, que diera lugar a un nuevo género bailable, como ocurrió en tiempos de la contradanza y de la danza, ambas precursoras del danzón, llegamos al acuerdo de que, dada la señal de los tiempos, es muy difícil contar conque tal fenómeno se opere, si se tiene en cuenta que las corrientes de la época actual van dirigidas en otro sentido y que nuestras costumbres, al modificarse, amenazan destruir nuestras más puras tradiciones.


“¿Será que nos vamos desnacionalizando y que nuestra juventud, que ya viste a la americana, que fuma a la americana y que prefiere a las niñas educadas a la americana, sólo quiere los bailes americanos como un deporte más de Yanquilandia?


“Tal lo parece...


(1) Véase en el apéndice.”


(2) Págs. 88 y 133 de la edición de dicha obra, en castellano, publicada en la Habana en 1922.”


(3) Pág. 27. Habana, 1923.”


(4) De origen inglés, fue imortada por los franceses que nos visitaron en el siglo XVIII, según Buenaventura Pascual Ferrer y Serafín Ramírez. La Habana Artística. Habana, 1891, pág. 152. Por un error de imprenta cometido en la pág. 16, línea 12, de El Folklore en la Música Cubana, publicado en 1923, aparece dicha línea redactada de la siguiente manera: "franceses que a fines del siglo pasado." Léase: "franceses que a fines del siglo antepasado."”


(5) Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española, Madrid, 1886; Ernesto Paüer, Musical Fornrs, 1870; Diccionario de la Lengua Española, 1927. Pág. 559.”


(6) Felipe Pedrell, Diccionario Técnico de la Música, pág. 111; condesa de Merlín. Viaje a la Habana, pág. 138.”


(7) Publicado en 1385. En la página 363 dice: "Etimología. En nuestros Elem. Lat. del Esp. tenemos escrito: "Contradanza (baile en que cada persona hace lo contrario de lo ejecutado por la que tiene delante). Voz compuesta de contra y de danza, derivada de danzón que según Noah Webster, procede del ato germano de danzón, tirar o extender, término salido de dinsan en la propia significación; pero el tauzer alemán dimana del danzar de los idiomas neolatinos.


“"En el Diet. Class. des Invent. et Découv. de Guillermo Maigne, se dice que contradanse procede del inglés country-danse, danza de la comarca. Sin embargo, Emilio Max Littré opina que se ha confundido la danza rústica de los ingleses, muy usada en Francia durante la Regencia, con la primitiva conrtradanza. La paronimia, agrega, ha confundido bajo un mismo nombre estas dos danzas, completamente diferentes. La palabra contrapás, del romance castellano, justifica la opinión del sabio diccionarista francés.”


(8) Eduardo Sánchez de Fuentes. Influencia de los ritmos africanos en nuestro cancionero. Habana, 1927, pág. 18.”


(9) XIX.”


(10) Entre sus cultivadores, a más Manuel Saumell, son citados Nicolás Muñoz. Ulpiano Estrada, Tomás Vuelta Flores, Vicente Díaz, Tomás Ruiz, Enrique Guerrero e Ignacio Cervantes, que escribió algunas con este nombre, y luego una famosa colección que tituló "danzas", lo que corrobora que este género primero se denominó contradanza y luego danza.”


(11) Un dominicano, hablando de la danza cubana, según consigna Macías, dice así: "Baile favorito de toda esta Antilla y usado en la función más solemne de la Capital. Consta de dos partes, cada una de ocho compases de dos por cuatro; pero como se repiten, son treinta y dos en totalidad. Cada parte ocupa una figura entera o figurón de ocho compases. Su repetición, otra. Por consecuencia, son cuatro figuras enteras o figurones. En los grandes bailes no es discreto poner figuras difíciles o muchas medias, esto es, medias figuras de cuatro compases. Cuando más, dos medias, que equivalen a una figura entera, doble o figurón (ocho compases), la última siempre cedazo; pero en otros bailes, singularmente en las academias, se aumentan las dificultades a ocho medias diferentes, y hasta diez y seis, que llenan dos veces las danzas, difíciles de imitar y retener en la memoria, comprometiendo al sonrojo de una pérdida. Poner una danza es privilegio de la pareja que tomó la cabecera, a cuyo logro corren hombres y mujeres, colocándose en dos filas, por sexos; después, no es cortesía mejorar de localidad y mucho menos en primera. Todos están obligados a imitar o repetir sucesivamente, por su orden, las figuras que ejecutó la primera pareja, o cual se llama poner danza. Cualquiera variación introducida se estima como un desaire. Sólo al que la pone, después que baja y sube, esto es, que bailando alternativamente con todos, ha llegado al último puesto y vuelto al primero del propio modo, es potestativo variar de figuras. Por lo que deben ser fáciles, para que las demás no se trastornen o equivoquen, a lo que se llama perderse. Cuando son muchas las parejas que tienen que esperar su turno, es permitido comenzar por la mitad, haciendo por cabecera la pareja respectiva, pero siempre con la figura que ha inventado la pareja principal. A esto se llama partir la danza. La música de las danzas apenas está de moda unos meses, pues la sustituye otra, inspirada también en temas populares o de óperas."


“Esto mismo dice, con iguales o parecidas palabras, don Esteban Pichardo en su Diccionario Provincial casi razonado de voces cubanas. Habana, 1862, pág. 89. Danza.”


(12) Pág. 151 del citado Diccionario Cubano.”


(13) La Habana a mediados del siglo XIX. Antonio de las Barras y Prado. Como se ve, reduce a tres las figuras de que habla Macías.”


(14) 1927. Pág. 663.”


(15) Los músicos cubanos que cultivan este género simplifican su gráfica con el llamado "cinquillo." (Véase El Folklore en la Música Cubana, Habana, 1923, pág. 32).”


(16) Diccionario Enciclopédico Hispanoamericano, pág. 818 del tomo XXVI.”


(17) El danzón, como la habanera, se baila correctamente, sin que sus pasos o movimientos puedan ser tildados de inmorales.”


(18) No hay que olvidar que su inventor, Miguel Failde, perteneció a la raza de color.”


Miguel Failde en el libro Cuba Musical
La ciudad de Matanzas en la provincia de Matanzas




| Folklorismo |
| Cosas de mi Tierra |
| Guije.com |


Correo Electrónico

Gracias por visitarnos


Última Revisión: 1 de Mayo del 2006
Todos los Derechos Reservados

Copyright © 2006 by Mariano Jimenez II and Mariano G. Jiménez and its licensors
All rights reserved