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Esta es la sección que trata con “El Instituto Provincial” de Matanzas en el ejemplar que tenemos del “Magazine de La Lucha” editado en Cuba. No indica fecha de edición, sin embargo, las últimas fechas en las cronologías y otros datos son de 1923. Muchas de las fotos en nuestro ejemplar se encuentran en estado bastante deteriorado y es imposible poderlas reproducir.


“El Instituto Provincial de Matanzas”

Dr. Domingo Rusinyol, Director del Instituto de Matanzas en la revista La Lucha.
Dr. Domingo Rusinyol, Director del Instituto de Matanzas

“El Vicario y juez Eclesiástico, doctor Manuel Francisco García, fue el primero que levantó su voz por la Enseñanza Superior, allá por el año de 1839.


“Al inolvidable General Dulce, se debe el cumplimiento del Real Decreto de 15 de Julio de 1863, por se creaba el Instituto Provincial de Matanzas.


“Para conocer el historial de esta institución cultural nada, tan elocuente como lo expresado por el doctor Domingo Rusinyol y Molins, Director de ese prestigioso centro docente.


“Veamos como refiere el señor Rusinyol la historia del Instituto Provincial de Matanzas:


“La introducción de los estudios superiores en Matanzas data del año 1839, en que el ilustre y entusiasta sacerdote doctor Manuel Francisco García, Vicario y Juez eclesiástico de esta ciudad, estableció las Cátedras de Filosofía, previa concesión que pidió y obtuvo del Gobierno de la Metrópoli. El Colegio se abrió el 14 de Septiembre del mismo año bajo su dirección, pronunciando el discurso inaugural el Dr. Dn. Benito Riera.


“El fin que se propuso el señor García y los frutos que obtuvo con su enseñanza, están claramente expresados en la exposición que algunos años después, en 1852, dirigió "A los padres de familia". Merecen conocerse los siguientes párrafos de este trabajo:


“"Cuando en 1839 impetré la gracia soberana para establecer cátedra de filosofía en esta ciudad, no fue mi ánimo sólo preparar jóvenes que hubiesen de seguir carreras literarias, porque eso hubiera sido reducir las ventajas de las ciencias a un círculo muy estrecho; mi intención se extendió a presentar un medio fácil de poderse instruir en lo más "indispensable" al hombre civilizados, sin los crecidos gastos y riesgos que son consiguientes a la separación de un joven del seno de su familia".


“"La filosofía es la que inspira el amor a la Religión santa que profesamos, aclara y rectifica las relaciones entre los magistrados y los súbditos y sanciona en lo interior del hombre, a donde no puede alcanzar el poder humano, todas las obligaciones domésticas, civiles y políticas".


“"Las ciencias en armonía con la Religión forman el corazón de los jóvenes, ilustran su entendimiento, unen sus voluntades, su reciproco amor, su sensibilidad, su ternura, detestan el odio, la venganza, la envidia y todos los demás vicios que corrompen la sociedad. Si todos los hombres fueran guiados por el benéfico influjo de las ciencias, veríamos reinar siempre el respeto a las autoridades, la obediencia a las leyes, la concordia, el amor al orden y una dulce paz."


“"Que en Matanzas se pueden adquirir los conocimientos necesarios, es muy fácil de demostrar oyendo el dictamen del sabio don José de la Luz Caballero, que ha tenido y tiene bajo su dirección jóvenes que han estudiado sus primeros cursos de Filosofía en esta ciudad, y ha aplaudido muchas veces el buen método seguido aquí. Podemos presentar una carta del benemérito y distinguido señor Decano de la facultad de Filosofía en la Habana, en la que después de dar la enhorabuena por el brillante grado que hicieron los alumnos de esta clase, manifiesta lo complacido que estuvo el señor Rector en aquel año con los matanceros. Esta Cátedra cuenta más de treinta bachilleres de provecho, que han llamado la atención entre ellos don Francisco Díaz, en España, según puede verse en nuestro periódico "La Aurora", del 12 de julio de 1851, "copiando uno de Madrid". Don Francisco Miguel Cruz y Garra y don Federico Gálvez en París: don Manuel de los Ríos, en Barcelona, según se ve en un periódico de aquella capital que "La Aurora" copia el 18 de enero del 48; don José Demetrio Castro, hoy Doctor en Leyes de la Universidad de Madrid de quien refirió el señor Oñativia en su último viaje a ésta, que los catedráticos de aquella Real Universidad elogiaban su notable instrucción, con particularidad en las ciencias filosóficas; por último, en la Habana existen abogados ya distinguidos, y otros muchos que cursan medicina tanto allí como en Francia, que muy pronto les veremos brillar dignamente.


“"¿Qué falta, pues, a, Matanzas? Sólo tres cosas respecto al asunto que me ocupa: Primero: Desterrar la preocupación de no encontrar mérito a lo que nos es familiar o vemos diariamente. Segundo: No alimentar la vanidad de querer decir que un hijo se educa en tal o cual parte fuera de esta ciudad, costando lo que quizás causa sacrificio, en perjuicio de los otros hijos. Tercero: Poner los estudios al alcance de todas las fortunas. Para conseguir lo tercero que está, en mis atribuciones, he suplicado al señor Catedrático sustituto el arreglo equitativo de las pensiones, y el gustosísimo ha determinado lo siguiente: "Cada estudiante pagará la cantidad que le permitan sus facultades pecuniarias."


“A los que carezcan absolutamente de posibles, se les darán las clases gratis."


“¡Honor a la memoria del preclaro introductor de los estudios superiores en Matanzas!


“El 24 de mayo de 1864, el Gobernador General de Domingo Dulce, cumpliendo lo dispuesto en el Real Decreto de 15 de julio de 1863 y la Real Orden de 26 de noviembre del mismo año, dispuso que se estableciese en la ciudad de Matanzas un Instituto de Aplicación, costeado y sostenido por el Ayuntamiento, y dependiendo directamente del Gobierno Superior.


“Nombrados profesores en los meses de junio y julio, comenzó sus clases el Establecimiento, que podía expedir a los alumnos que hubiesen cursado las asignaturas necesarias, los títulos de Agrimensor y Perito tasador de tierras, Perito Mercantil, Perito Químico y Perito Mecánico.


“En julio de 1865 amplio su esfera de acción haciéndose de Segunda Enseñanza, al agregarse las asignaturas de Gramática Castellana, Latín, Griego, Doctrina Cristiana, Historia Sagrada y Psicología, Lógica y Moral, expidiendo en el año académico de 1866 a 1867, 24 títulos de Bachiller en Artes, y cuatro de Agrimensor y Perito tasador de tierras. En el año siguiente llegó a contar 308 alumnos matriculados, de los que sólo 99 hacían sus estudios en el Instituto, y los restantes en los Colegios "La Empresa" y "El Progreso", de Matanzas "El Progreso", de Cárdenas; y "Humanidades", de Colón.


“La beneficiosa labor de este centro de enseñanza fue destruida por la reforma del 25 de agosto de 1871. El Gobernador de la Isla, a propuesta de su Secretario don Ramón María de Aráistegui, publicó un decreto que reformaba los estudios de Segunda Enseñanza; y los Institutos de Matanzas, Puerto Príncipe y Santiago de Cuba fueron clausurados en Yara el memorable 10 de octubre de 1868. El 15 de septiembre de 1871 señala la luctuosa fecha de nuestra clausura, y nuestro archivo fue traslado al Instituto de la Habana que fue declarado Instituto Central.


“Terminada la guerra no le cupo a Matanzas la suerte de contar con otro Instituto hasta el año 1883. Por R. O. de 17 de agosto se dispuso la creación del actual Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Matanzas, efectuándose la solemne Apertura del Curso con una matrícula de 110 alumnos, el primero de octubre, bajo la presidencia del Gobernador Civil, Brigadier señor José Bérriz en la casa número 138 de la calle de Ricla hoy de Independencia. Los profesores fueron nombrados por el Gobernador General con el carácter de interinos, componiendo el Claustro; el señor Manuel Hernández y Valdés, Director; señor Eduardo Díaz y Martínez, Secretario; y los señores Mateo I. Fiol, Agustín Penichet y Hernández, Octavio Giberga y Galí, Bernardo Bordenave y Sánchez, Manuel Romero Torrado y Menéndez, Alejandro Muxó y Pablos, Claudio Dumás y Franco, Antonio Utrilla y Pérez, Nicasio Silverio y Armas, Evelio Rodríguez y Lendian, Severino Abascal y García.


“El mobiliario con que empezó a funcionar el Instituto fue el más indispensable y el más modesto; y los primeros ejemplares del Museo de Historia Natural y algunos aparatos del Gabinete de Física, fueron comprados con un donativo de tres mil pesos hecho al efecto por la Diputación Provincial.


“Este organismo quedó encargado en 1892, del sostenimiento del Instituto que hasta entonces había dependido del Estado, y creó en 1895 dos cátedras más: la de Dibujo Lineal y la de Dibujo Natural, cuyas matrículas eran gratis para los jóvenes pobres.


“El 24 de febrero de 1895 envuelve al país en los horrores de la guerra precursora de nuestra independencia y los Institutos de Santa Clara y Puerto Príncipe fueron clausurados e incorporados al de Matanzas. Por esta incorporación, no sólo pudo sostenerse este Centro, sino que anota el hecho de llegar a contar con el mayor número de matriculados en los dos años más tristes do nuestra historia: 433 alumnos en el curso de 1896 a 97, y 460 en el de 1897 a 98.


“El gobierno Autonómico dejó en Matanzas huella indeleble de su fugaz paso por nuestra historia. Por Decreto de 14 de diciembre de 1898 aprobó la creación de la Biblioteca Pública, anexa al Instituto, con los 1259 libros de éste, y los 1576 de la Diputación Provincial, próxima a desaparecer. La idea concebida por el Gobernador Civil y Director del Instituto doctor Eduardo Díaz y acogida con entusiasmo por los Diputados, se convirtió en realidad: Matanzas contaba con una modesta Biblioteca de 2835 volúmenes, siendo el primer Bibliotecario el señor Carlos M. Trelles. Pero así como de un puñado de trigo, arrojado en época, oportuna y en terreno fértil se recogen en doradas espigas millares de granos, así también el crecimiento de la Biblioteca creada en los días en que Cuba entraba en una nueva era, tenia que corresponder al legítimo deseo y a la natural aspiración de este pueblo de figurar dignamente entre los más cultos: y así fue: a los seis meses, en junio de 1899, contaba con 8400 volúmenes, y en diciembre del mismo año 13,320. Este magnífico resultado se debió, en primer término a las eficaces gestiones de su iniciador el doctor Díaz y a los espléndidos donativos de Mr. Carnegie, obtenidos por mediación del gobernador Militar general Wilson, y del señor Fausto Mora, en París. La Biblioteca Pública continuó anexada al Instituto hasta el 21 de junio de 1920, en que por la Ley Orgánica del poder Ejecutivo se segregó, siendo desde entonces completamente independiente del Instituto.


“Con el Gobierno Interventor ocupa la secretaría de Instrucción Pública el nunca bien llorado doctor José A. González Lanuza, quien reforma el plan vigente al terminar la dominación española: suprime las asignaturas de Religión e Historia de España, y crea, las de Instrucción Cívica e Historia de América, y Cuba; separa a los estudios de la Aritmética de los del Algebra, implanta los ejercicios calisténicos y fija en doce años la edad necesaria para el ingreso, que hasta entonces podía efectuarse sin ese requisito.


“Este plan estuvo vigente hasta la promulgación de la orden número 267 de 30 de junio de 1900, por el Gobernador General señor Leonardo Wood, a propuesta del doctor Enrique J. Varona, Secretario de Instrucción Pública.


“Por este plan, vigente hoy, han de estudiarse en un plazo no menor de cuatro años, las siguientes asignaturas: Gramática y Literatura Castellana (tres cursos), Inglés o Francés, Geografía Universal, Historia Universal, Matemáticas (tres cursos) Física, (dos cursos) Química, Nociones de Cosmología, Introducción a la Biología, Historia Natural, Lógica y Nociones de Psicología, Introducción a la Sociología y Enseñanza Cívica. Como complemento del plan se establece provisionalmente el Curso Preparatorio, que años después fue declarado permanente; y se crea la Escuela de Agrimensura.


“Declaradas vacantes las Cátedras para proveerlas por oposición, es justo y honroso consignar que todos los Profesores de este Centro salieron airosos de esos ejercicios.


“Las reformas introducidas por el doctor Varona tienden a cambiar por completo la faz de nuestros Institutos: lo que éstos deben ser, nos lo dice en su folleto publicado en 1900 y titulado "Las Reformas de la Enseñanza Superior".


“He pensado que a nuestros escolares convenía leer menos y observar más, comparar más, meditar más, experimentar más; en una palabra, interrogar más a la naturaleza que oír a los maestros.


Museo de Historia Natural - Instituto de Matanzas.
Museo de Historia Natural - Instituto de Matanzas

“He pensado que nuestros profesores debían ser solamente profesores, y serlo en el sentido moderno: hombres dedicados a enseñar cómo se aprende, cómo se consulta, cómo se investiga; hombres que provoquen y ayuden el trabajo del estudiante; no hombres que den recetas y fórmulas al que quiera aprender en el menor tiempo la menor cantidad de ciencia, con tal que sea la más aparatosa. Hoy un colegio, un instituto, una universidad, deben ser talleres donde se trabaja, no teatro donde se declama. A obtener esa clase de estudiantes y esa clase de maestros va encaminada toda la reforma.


“Para que los alumnos pudieran estudiar como entiendo que deben hacerlo en un instituto, es decir, con estímulo permanente para su personalidad, era necesario que fuesen preparados por la enseñanza primaria completa. Mientras se deje abierto el instituto a niños que son casi párvulos, no se conseguirá este resultado Exigir la edad da 14 años y pruebas rigurosas de haber hecho los estudios previos, era atajar el mal en su fuente. La escuela superior tiene que nacer necesariamente para recibir a los niños que dejan la primaria y no pueden ir al instituto. El programa convierte en arte mecánica todo el proceso de la instrucción. El suprimirlo devuelve al profesor la libertad para enseñar su asunto en la forma más adecuada y hasta los límites que demanden la capacidad y el trabajo de los alumnos. El examen, que, en el plan antiguo, era el único objetivo de la enseñanza, se convierte en lo que debe ser: la prueba final de lo que se ha estudiado y de cómo se ha estudiado. Antes nuestros adolescentes iban a los Institutos a ganar cursos y a aprobar exámenes: irán ahora a aprender, por lo menos, cómo se aprende; y lo harán en el tiempo que exijan sus aptitudes y su laboriosidad. A la sociedad no interesa que un niño sea Bachiller a los 15 años, sino que un Bachiller cualquiera que sea su edad, tenga los conocimientos generales que lo conviertan en un hombre de cultura moderna, y lo preparen para las profesiones superiores, y que sea capaz de continuar trabajando con facilidad y provecho en su desarrollo intelectual.


“Hasta aquí el sabio doctor Varona.


“Al gobierno del General Wood debe el Instituto todo el museo de Anatomía que hoy posee; un gran número de aparatos de Física y numerosos ejemplares del museo de Historia Natural.


“Un espléndido donativo recibió este establecimiento, remitido de París por el señor Fausto Mora para iniciar en el Instituto su Salón de Bellas Artes; "La Bagneuse", de Jules Breton en Noviembre de 1902, y los óleos de A. Morot, Beldini y Domingo, en Abril de 1903.


“No limitó el Instituto de Matanzas su labor dentro de sus propios muros, sino que amplió su esfera de acción en otros sentidos. Veamos lo que dice el Album de Matanzas: "Corresponde al señor Eduardo Díaz en colaboración con los señores Miguel Garmendía y Domingo Russinyol, profesores del Instituto, la iniciativa de la intensa labor que en beneficio de los maestros organizó dicho centro docente, extinguida ya la dominación de España, entre los años de 1900 a 1902, por la misma época en que se implantaban los nuevos planes de enseñanza.


“Merece el mayor encomio aquella obra generosa y fructífera altamente honrosa así para el Instituto como para nuestra Ciudad. Por primera vez en Cuba, se vio algo semejante a lo que hemos conocido varios años más tarde con el nombre de extensión universitaria. Organizáronse clase literarias, científicas y pedagógicas, a las que, gratuitamente, a horas extraordinarias, concurrían casi todos los maestros públicos, los aspirantes al Magisterio y no escaso número de personas ávidas de instrucción. Auxiliares muy eficaces del Claustro fueron en la empresa distinguidos profesionales que tomaron a su cargo uno o más cursos; tales como los señores Aurelio Llanos, José Valdés Anciano, Félix de Vera y Gerardo Betancourt. A instancias del doctor Eduardo Díaz se debió asimismo el establecimiento del primer Kindergarten en Matanzas, que funcionó en el mismo edificio ocupado entonces por el Instituto, en la calle de Jovellanos números 4 y 6, y cuyo sostenimiento estuvo a cargo de la Sociedad Protectora de Huérfanos Cubanos".


“Nuestro Instituto concurrió a las Exposiciones de Buffalo, San Luis y San Francisco de California. En la de San Luis vio premiada su labor con el "Gran Premio", único obtenido por los Institutos de la República.


“La adquisición de moderno y excelente material de enseñanza ha preocupado siempre a la dirección de este Centro. Nuestras aulas han sido dotadas de todo lo que nos ha permitido nuestro presupuesto, y la Biblioteca, de 296 volúmenes que tenía en 1904 cuenta hoy con 4494 volúmenes de obras selectas que los alumnos pueden llevar a domicilio por días, cuantas veces lo soliciten, creándose así una biblioteca circulante, la primera establecida en la República, porque data desde Octubre de 1904.


“Y ha hecho aun más.


“A cuantos han necesitado de nuestros libros para ampliar su cultura, se los hemos ofrecido siempre de muy buen grado; de suerte que el Instituto tiene el orgullo de haber contribuido a que algunos jóvenes que hoy brillan en todas las esferas intelectuales, lograran sus legítimas aspiraciones. Nuestra modesta Biblioteca ha demostrado con ello que, no sólo sirve para iniciar a los alumnos, sino para ampliar, desarrollar y fortalecer los conocimientos superiores de la juventud que gira fuera de nuestras aulas.


“"La reforma primordial que pudiera calificarse de indispensable para la buena marcha de este Instituto, es la adquisición de un edificio cuya amplitud satisfaga sus necesidades". Esto decíamos al señor Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes en un informe oficial el 7 de Octubre de 1911; y esto, repetido sin cesar, encontró apoyo en el Consejero Provincial señor Juan Gronlier y en el Senador por esta provincia doctor Alfredo Carnot, quien obtuvo del Senado el 10 de Junio de 1914 la aprobación del Proyecto de Ley presentado por él en Enero del mismo año, por el que se concedía un crédito de cien mil pesos para la construcción de un edificio destinado al Instituto Provincial, Centro Escolar "Félix Varela", oficinas de la Superintendencia Provincial de Escuelas y de la Junta de Educación.


“Pasó este proyecto a la Cámara, y allí permaneció dos años hasta que los Representantes por esta provincia, doctor Domingo Lecuona y señor Primitivo Ramírez, no sólo consiguieron la aprobación el 2 de Junio de 1916, sino que lograron por una enmienda que se aumentase a 150 mil pesos. Cinco días después y a petición del doctor Carnot, el Senado aprobaba la enmienda introducida por la Cámara. La Ley fue sancionada el día doce y publicada en la Gaceta Oficial el 16.


“El 7 de Mayo de 1917, el Negociado de Construcciones Civiles y Militares convocó a un concurso de proyectos y fijó un plazo de seis meses para su presentación, ofreciendo un primer premio de mil pesos y un segundo de 500 pesos a aquellos proyectos que a juicio de la comisión nombrada para el efecto, resultaren primero y segundo en orden de mérito. Esta comisión fue compuesta por el señor Secretario de Obras Públicas como Presidente, el señor Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, el Director del Instituto y el Presidente de la Junta de Educación de Matanzas, un Miembro de la Academia Nacional de Artes Y Letras y otro del Colegio de Arquitectos, como vocales, y el señor Ingeniero Jefe del Negociado, como Secretario.


“Reunida esta comisión el 8 de Diciembre adjudicó el primer premio al proyecto del Ingeniero señor Iglesias.


“El señor Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, doctor Francisco Domínguez Roldán, rodeado de las autoridades y de numeroso y selecto público, colocó con gran solemnidad la primera piedra el 15 de Noviembre de 1918, y poco tiempo después comenzaron las obras bajo la dirección del Ingeniero y Arquitecto doctor Mario Lens, matancero y Bachiller y Agrimensor de este Instituto.


Gabinete de Física - Instituto de Matanzas.
Gabinete de Física - Instituto de Matanzas

“Autorizada la dirección de este Centro para proponer las modificaciones que estimare conveniente introducir en el proyecto aprobado, para el mejor funcionamiento de las diversas dependencias en armonía con las necesidades de la enseñanza y el constante aumento de la matrícula oficial, pidió el 9 de Diciembre las que consideró principales: fueron aprobadas por la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, y así obtuvimos entre otras: la construcción del pórtico en la entrada principal; mayor ancho en los corredores y más extensión a algunas aulas, lo que trajo como consecuencia mayor amplitud en todo el edificio: tres metros más de fachada por 2.75 metros más de fondo.


“Sucede al doctor Domínguez Roldán en la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes el doctor Gonzalo Aróstegui y del Castillo y a él también pedimos varias ampliaciones que fueron aceptadas, y por eso tiene más altura el Aula Magna y nuestro edificio no carece de aceras, jardines y alumbrado exterior.


“No cesó aquí la obra del doctor Aróstegui: por decreto de Junio 24 de 1920 concedió un crédito de 6,500 pesos para lámparas, plafones y globos; y por otro de fecha dos de Julio, otro crédito de 23.400 pesos, distribuidos en esta forma: 17.400 pesos a la casa Frank Robins Co. para muebles encargados por la Secretaría; cuatro mil pesos para la estantería de acero de la Biblioteca y dos mil pesos para gastos de transportes y mudanza.


“Pero esto no bastaba: había necesidad de adquirir lo que nos faltaba: sustituir mucho de lo que teníamos y reparar todo lo que podíamos utilizar; y acudimos al Representante doctor Domingo Lecuona y éste, como toda la representación matancera respondió a nuestra solicitud.


“Por Decreto Presidencial de 23 de Julio de 1920 se nos concedió un crédito de 25 mil pesos para muebles y aparatos. Empleada ya parte de esta cantidad en muebles y reparaciones que aquí sería cansado enumerar, pero que aparecerán detalladas en la primera Memoria que publique este Centro, no dudamos que dentro de poco podamos presentar en nuestros gabinetes y museos nuevos y excelentes aparatos y ejemplares.


“Alzase ya gallardo este templo de la enseñanza sobre los terrenos que en tiempo no lejano ocupó una cárcel. Sus paredes descansan sobre los gruesos sillares de los muros de las galeras; las piedras cubiertas de color negruzco, muéstranse hoy revestidas del albo color de la pureza, porque no llegan a ellas otros ecos que los de la alegría estudiantil mezclados con las vibrantes notas de canto al deber, que hace a los pueblos grandes, y del himno al saber que acerca el hombre a Dios. ¡Dichosa una y mil veces esta gentil Matanzas, siempre querida, que puede ofrecer tan hermoso ejemplo!


“En este día de inmenso regocijo, no podemos ni debemos olvidar a todos los que han contribuido a la realización de este bello ideal: al Honorable señor Presidente de la República, Mayor General Mario G. Menocal, bajo cuyo gobierno se construyó este edificio, al doctor Francisco Domínguez Roldán que comenzó la obra, al doctor Gonzalo Aróstegui tan favorablemente dispuesto a la concesión de todas las peticiones y que tanta confianza depositó en esta dirección; al doctor Juan Gronlier; al doctor Alfredo Carnot, al infatigable Representante doctor Domingo Lecuona y a toda la representación matancera; y también al Jefe de Sección de Instrucción Superior, señor Manuel de Castro entusiasta auxiliar del señor Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes y al Ingeniero doctor Mario Lens que con tanto celo y cariño ha construido nuestra mansión: vaya para cada uno de ellos, con nuestros fervientes votos por su ventura personal, el testimonio de nuestra gratitud.


“Hoy, día primero del mes de las flores y de los pájaros, mañana inicial de los perfumes y de los trinos, enarbolamos nuestra sacrosanta bandera que se alzó gallarda a los acordes vibrantes de nuestro Himno, entre rosas, jazmines y palmadas: laboremos aquí, bajo sus pliegues, sin apartar de ella el corazón para que, si en infausto día cubriérase de sombras nuestro cielo, podamos repetir con el poeta Mustelier:


...Señor, yo no he pecado:
Y altivo pido a tu justicia austera
Que me dejes morir libre y honrado,
Antes, Señor, que de tristeza muera
Al tener que ocultar, avergonzado,
El paño tricolor de mi bandera!

“¡¡Caiga sobre nuestra casa la bendición de Dios!! ”

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Última Revisión: 1 de Agosto del 2006
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