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Magazine de “La Lucha”
San Severino
por Juan D. Byrne
El Municipio de Matanzas
Ciudades, Pueblos y Lugares de Cuba

Esta es la sección que trata con la fortaleza de “San Severino” en Matanzas en el ejemplar que tenemos del “Magazine de La Lucha” editado en Cuba. No indica fecha de edición, sin embargo, las últimas fechas en las cronologías y otros datos son de 1923. Muchas de las fotos en nuestro ejemplar se encuentran en estado bastante deteriorado y es imposible poderlas reproducir.


“San Severino”

Castillo de San Severino, Matanzas en la revista La Lucha.
“Castillo de San Severino: Vista exterior de la fortaleza.”

“Esta fortaleza quedó inaugurada el año de 1734, imponiéndosele entonces el nombre de "San Carlos de Manzaneda."


“Años después (14 de Agosto de 1762) fue volado por orden de su comandante, don Felipe García Solis.


“En nuestra labor investigadora hemos encontrado varios relatos referentes al histórico Castillo de San Severino. Casi todos, concuerdan; pero lo que a nuestro juicio, es más exacto, a la par que conciso, es lo escrito por el conocido matancero Juan P. Byrne, y que vio la luz en el admirable álbum de Matanzas, editado en el 1918.


“Dejemos la palabra al escritor que con tanta maestría diserta sobre un extremo escabroso y monótono; pero que él, con su cultura y amenidad, lo hace interesante y agradable.


“Dice así lo escrito por el señor Byrne:


“Lector, si alguna vez tuvieras que hacer tu entrada en la "Ciudad Dormida", por la boca de su puerto, no creas que vas a encontrar a un lado y otro de sus orillas aquellos encantados palacios de mármol que vio Claudio Farrere en su "Hombre que Asesinó", dormidos con indolencia oriental sobre las arenas del Bósforo.


“Tampoco se te llenará la retina con perspectiva de brillantes palacios venecianos o dulces y pintadas casitas de poesía, semejantes a cuadros de arte, echadas al azar sobre el verde azulado de la ribera.


“Pero verás, en cambio, un edificio que tiene el clásico perfil de las cosas seculares, y en cuyas paredes la historia del tiempo, hubiera dado motivo a Esquilo para cantar sus mejores poemas. No hay en su hechura aquella forma de belleza artística que elaboran desde Heine en su "Italia", hasta Blasco Ibáñez, Rubén Darío y cuantos escribieron de la delicadeza artística de aquellos palacios dignos de una leyenda de siglos, que vivieron un día los dux y los dogas; donde la espada, el puñal y el veneno pujaban, en "honrosa competencia, por establecer la hegemonía de castas familiares que por espacio infinito fueron terror de sus pueblos, y consagraron desde el capelo cardenalicio hasta los timbres de más pura nobleza.


“No hay en nuestro vetusto y severo Castillo, nada que te hable del puñal y del veneno; ni siquiera que evoque en tu ánimo la visión de los castillos feudales, donde los señores de horca y cuchillo vivían retirados con un escudo, una espada y una dama, esperando lances de amor o páginas de gloria con que reverdecer los viejos laureles de sus mayores.


“Hay en esta fortaleza aires de guerra, sin embargo; algo que habla a los cuatro puntos cardinales de fuerza y de poder guerrero. La evocación que puedas hacer en este sentido, es cierta: el Castillo de San Severino fue construido para defensa de nuestro puerto, contra las atrevidas incursiones de la piratería y el filibusterismo que amenazaban por entonces la tranquila y mansa existencia de nuestras poblaciones costeñas.


“Siendo el de Matanzas puerto de los más importantes de la Isla, al que se acogían de tránsito las, escuadras de galeones que, precedentes de Méjico y otros puertos de América, se dirigían a Europa con sus ricas cargas de cueros, cacao y minerales; no podía faltar aquí una fortaleza que como el Morro de la Habana, ofreciera a nuestra ciudad las garantías suficientes para afrontar con éxito la defensa de sus vecinos, caso de ser atacada por los bandidos del mar...


“La noticia histórica dice que la construcción del Castillo tuvo lugar el año de 1734, siendo dirigida la obra por el ingeniero don Ignacio Rodríguez, que tuvo a sus órdenes como maestro a Don Esteban Pozas. El Castillo se llamó primero "Fortaleza de San Carlos de Manzaneda", y tenía cuatro baluartes que se nombraron "Nuestra Señora del Rosario" "Santa Ana", "San Antonio" y "San Ignacio". Tenía, además, camino cubierto a su entrada, rastrillo, puente levadizo y plataforma y batería a barbeta sobre la bahía. Las obras fueron costeadas en su parte principal por los propietarios de fincas de la jurisdicción, habiendo concurrido el Gobierno por su parte a completar el costo total de la construcción.


“El Castillo de San Severino quedó inaugurado siendo Capitán General de la Isla don Juan Francisco Güemes Horcasitas, y así consta en una lápida que puede verse en el mismo y que dice de este modo: "Reinando la Majestad Católica del Rey Don Carlos de España; siendo Gobernador y Capitán General de la isla de Cuba el Mariscal de Campo D. Juan Francisco Güemes Horcasitas, construyó este Castillo D. Ignacio Rodríguez; y por D. Antonio de Arcedo se hizo esta plataforma."


“La primera guarnición que sirvió en la fortaleza se componía de un Capitán y ochenta hombres. Los Gobernadores del Castillo tenían por entonces el grado de Capitán, y al ser ascendidos eran trasladados a fortalezas de mayor importancia.


“Siendo Gobernador de la Isla D. Juan Prado, ofreció al Ayuntamiento de Matanzas, que, entendiéndose con el Capitán de Navío D. Ignacio de Madariaga, que había sido nombrado Comandante General para que auxiliara a la Habana (asediada por los ingleses) con víveres, pusieran a la defensiva el Castillo de San Severino; pues justamente se suponía que los ingleses trataran de tomarlo. En efecto, poco después dos fragatas de guerra inglesas, mandadas por un Almirante, se posesionaron del puerto. En vista de lo cual, el Comandante del Castillo, que lo era por entonces Don Felipe García Solís, reunió las tropas y les leyó un despacho que acababa de recibir del Comandante General D. Ignacio de Madariaga, en el que aquel le comunicaba que la Habana había caído en poder de los ingleses; pero no así los castillos, que resistían aun los ataques del enemigo.


“En tal situación, García Solís, que se hallaba escaso de fuerzas, (pues casi todas las que tenía, que eran milicianos, habían desertado ante el peligro) resolvió volar la fortaleza antes que entregarla a los ingleses. A este fin, reunió todas las armas que tenía a la mano y las envió a la ciudad para la defensa del Rey; acumuló la pólvora y colocó mechas, y poniendo con él en una pequeña embarcación a los cinco únicos hombres que le habían acompañado hasta aquella hora, se trasladó al Castillo del Morrillo, llegando allí a las tres de la tarde de aquel día, quedando poco después volado y destruido el Castillo de San Severino. El día 14 de agosto de 1762 ocuparon los ingleses a Matanzas.


“Hecha la paz y restituida a España en 10 de febrero de 1763 la parte de la Isla ocupada por los ingleses, se comenzó a reconstruir el Castillo, obra que subastó el Alguacil Mayor D. José del Castillo y que iniciaron el señor Conde de Jibacoa y su hermano D. Manuel de Contreras. Abonó el importe de las obras el presbítero Don Miguel de Contreras, a quien más tarde reintegró la Real Hacienda la cantidad que invirtió en ellas.


“La histórica fortaleza que resguarda nuestra bahía, ha tenido más de cuarenta Gobernadores desde que se inauguró por primera ocasión; habiendo servido en una época para alojar a los Capitanes Generales que visitaban la población, entre otros, D. Vicente de Raja y Mariscal de Campo D. Juan Güemes Horcasitas, antes nombrado. Desde 1791 hasta 1845 tuvo la fortaleza tres capellanes, que fueron el Reverendo Padre D. Rafael de Santa Cecilia, D. Nicolás G. de Chávez y Don Francisco Apezteguía.


“Durante la Revolución Libertadora Cubana, nuestro Castillo de San Severino alcanzó triste relieve. Se convirtió entonces, de fortaleza que era para la defensa de nuestro puerto, en dura y mortal prisión de estado, donde rumiaban dolores los cubanos perseguidos por causa de conspiración o rebelión contra la metrópoli.


“De entonces tiene su histórico simbolismo revolucionario, que ya es imposible para siempre borrar de sus muros. Algo que nos recuerda en cada grieta de sus murallas la imagen pintada por el "Poeta de la Guerra" en esta estrofa:


"En húmedo y oscuro calabozo
encerrado allí fue más de un patriota
a quien apenas le asomaba el bozo.
La fe es un manantial que no se agota;
ninguno de ellos exhaló un sollozo,
ni la queja más mínima y remota..."

“No es posible visitar aquel lugar sin traer a la memoria la visión demacrada y pálida de Domingo Mujica, aquel gallardo paladín de la libertad, hijo de la villa de Jovellanos de esta provincia, que fue uno de los primeros y más animosos jóvenes que al resonar el grito de "¡Independencia o muerte!" voló más que corrió a la manigua redentora. De su duro calabozo salió el héroe novel para morir "de cara al mar como un valiente".


“Entre aquellos muros vivió Lopes Coloma las horas más dolorosas y crueles de su agonía. Se había lanzado al monte aquel gallardo mosquetero de novela, llevándose amor y todo en la grupa de su caballo a la manigua. Cayó prisionero y la tiranía ominosa le hundió en los calabozos del Castillo de San Severino. Allí está una lápida que la "Asociación Cívica Cubana" de esta ciudad, inscribió hace algún tiempo en memoria del héroe, lápida que dará fe para siempre del heroísmo y el martirio del campeón de Ibarra.


“Allí Manuel Rodríguez Arencibia, otro cubano que conspiraba por la Independencia, murió poco a poco de dolor y de tortura.


“La Independencia, que conquistó las tablas de la Libertad para Cuba, puso en manos de los cubanos la fortaleza secular, nido de tiranía y de todo humano dolor de otras edades. Allí está ahora la bandera cubana, linda y ondulante abierta a todos los vientos del puerto, como una promesa o como un símbolo.


“Bajo ella, duerme callada y quieta la fortaleza monstruo, donde sus muros viejos hablan, con la voz inmortal y victoriosa de los recuerdos, de toda nuestra historia; de las angustias y las glorias; de los combates por la nacionalidad o la raza; de los dolores y los martirios por la Libertad y la República.”


Castillo de San Severino, Matanzas.
“Castillo de San Severino: Vista interior de la prisión.”

Castillo de San Severino, Ciudad de Matanzas,
Provincia de Matanzas en las Tarjetas Postales




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Última Revisión: 1 de Agosto del 2006
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