Guije.com Carlos Manuel de Céspedes y Quesada

Gobierno del Presidente Carlos Manuel de Céspedes y Quesada. Bandera de Cuba

Guije.com
 Ciudades y Pueblos
 Municipios de Cuba
 Cosas de mi Tierra
 Cocina Cubana
 Cine en Cuba
 Diccionario Güije
 Revistas de Cuba
 Biografías Cubanas
 Templos Religiosos
 Tarjetas Postales
 Postalitas Cubanas
 Filatelia Cubana
 Cubanito
 Cuentos de Antaño
 Fotos de Cuba
 Links
 Literatura Cubana


Libros de Cuba
 Patriotas Cubanas
 Próceres
 Libro de la Televisión
 Cuba Musical
 Ciclón de 1926
 Exposición de Ganadería
 Minería en Cuba
 Nueva Psicología
 Auxiliar Gastronómico
 Comidas Criollas
 Cookery Book
 Manual de Cocina
 Cocina al minuto


Historia de Cuba
 Antes del descubrimiento
 Descubrimiento de Cuba
 Ocupación de Cuba
 Gobierno de Cuba
 Conquistadores
 Muerte de Velásquez
 Queman La Habana
 Crecimiento de Cuba
 1555 a 1607
 Siglo de guerra
 Siglo XVII
 Guerras - Siglo XVIII
 Gobierno - Siglo XVIII
 1697 a 1790
 1790 a 1838
 Gobierno de Cuba
 Desarrollo económico
 Historia política
 Guerra - Diez Años
 Lucha pacífica
 Guerra - Independencia
 Guerra Hispanoamericana
 1838 a 1898
 Desarrollo económico
 Gobierno Militar E.U.


República de Cuba
 Estrada Palma
 José Miguel Gómez
 Mario G. Menocal
 Zayas y Alfonso
 Gerardo Machado
 Céspedes y Quesada
 Pentarquía
 Batista
 Grau


Historia Elemental de Cuba
por el Dr. Ramiro Guerra y Sánchez
Capítulo XXVI

Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, presidente de la República de Cuba.

Capítulo vigésimo sexto del ejemplar que tenemos de la Octava Edición de “Historia Elemental de Cuba” por Dr. Ramiro Guerra y Sánchez editado en la década de 1940 por Edición Cultural S.A. en La Habana, Cuba. Tratamos de mantener el formato original. Presentamos el texto lo más fiel posible a como aparece en el libro, efectuando menores actualizaciones en la acentuación y ortografía. Hemos suprimido algunas imágenes debido a que ya nuestra copia no las presenta lo suficiente definidas para poder reproducirlas.


CAPITULO VIGESIMOSEXTO
BREVE RESUMEN HISTORICO DE CUBA
DESDE LA CONSTITUCION DE LA REPUBLICA

Gobierno del Presidente Carlos Manuel de Céspedes y Quesada

“242. Gobierno del Presidente Carlos Manuel de Céspedes y Quesada. -Al renunciar y abandonar la Presidencia el General Machado, habiendo aceptado antes la renuncia de todos los secretarios del Despacho, con la excepción del General Alberto Herrera, secretario de la Guerra, la Presidencia de la República quedó automáticamente a cargo de éste, de acuerdo con lo dispuesto en la Constitución. La presidencia del General Herrera no fue aceptada por los revolucionarios, y en conferencias celebradas por los sectores que habían tomado parte en la mediación, se convino en que el Dr. Carlos Manuel de Céspedes y Quesada asumiese la Presidencia provisional de la República. A ese efecto, el General Herrera designó secretario de Estado al doctor Céspedes y renunció inmediatamente a la Presidencia, con lo cual ésta quedó, según las disposiciones constitucionales, a cargo del doctor Céspedes. A todos los cambios mencionados, efectuados en breves horas, se les dio aparente forma legal, aunque por procedimientos irregulares, y a que no había otra manera de hacerlo. Los esfuerzos realizados para asegurar la transmisión legal de la Presidencia de la República, respondían al propósito de evitar que Cuba quedase sin gobierno y, según los términos del Tratado de Relaciones Permanentes en Cuba y los Estados Unidos (Enmienda Platt), se produjese de manera automática un nuevo caso de gobierno provisional de Cuba por los Estados Unidos.


“Elevado a la Presidencia de la República el Dr. Céspedes en medio de las conmociones producidas por la caída del Gobierno de Machado, el reconocimiento de su Gobierno por el de los Estados Unidos era una cuestión muy importante. Quedó resuelta favorablemente al siguiente día, 13 de agosto, por una declaración del Presidente Franklyn D. Roosevelt, en la cual manifestó que la transmisión del poder de Machado a Herrera y a Céspedes se había efectuado con arreglo a las disposiciones constitucionales y que, por tal razón, el Dr. Céspedes ocupaba legítimamente la Presidencia de Cuba y no necesitaba ser reconocido. Las demás naciones extranjeras procedieron de acuerdo con el mismo criterio que los Estados Unidos, de manera que el Dr. Céspedes no tuvo ninguna dificultad de orden internacional al asumir la Presidencia.


“El nuevo gobierno que completó su organización al proceder el Presidente Céspedes a designar los miembros del Consejo de Secretarios, inició sus funciones en medio de una gran efervescencia revolucionaria y extensos desórdenes públicos en todo el país.


“Los grupos revolucionarios que no habían aceptado la mediación, no se manifestaron conformes con la Presidencia del Dr. Céspedes ni con que éste actuase de acuerdo con la Constitución de 1928. También se oponían a que el Congreso, que de hecho había quedado disuelto, continuase, existiendo legalmente y a que continuasen en sus puestos los demás funcionarios electivos -gobernadores, consejeros, alcaldes, concejales y miembros de Juntas de Educación-, así como los altos funcionarios de la Administración y ciertos jefes y oficiales del Ejército.


“En medio de las dificultades que creaba al Gobierno la situación anómala en que se encontraba, el Presidente Céspedes dictó varios decretos el 24 de agosto, por los cuales declaró nula la Constitución de 1928 y puso en vigor la de 1901, disolvió el Congreso y los demás organismos electivos de la República, y llevó a la práctica otras medidas importantes.


“Las disposiciones dictadas por Céspedes que acaban de mencionarse, aunque dieron a su Gobierno un carácter revolucionario, no bastaron a satisfacer las miras de varias agrupaciones revolucionarias oposicionistas, las cuales siguieron considerando el Gobierno como obra de la mediación y no de la mayoría de la revolución misma, sin fuerza ni autoridad para satisfacer las aspiraciones de ésta.


“No consolidado aun suficientemente en el poder, el Dr. Céspedes incurrió en el error de ausentarse de la capital con el propósito de visitar la zona de Sagua, azotada por un fuerte ciclón en los primeros días de septiembre.


“También la falta de unidad que existía en los sectores revolucionarios, en el Ejército se manifestaba también. Muchos jefes y oficiales eran mal vistos por los grupos revolucionarios, por considerárseles compenetrados con el Gobierno de Machado y responsables de muchas de las faltas imputadas a éste. Otros se inclinaban a éste o aquél de los sectores revolucionarios; y finalmente, algunos habían perdido el respeto y el aprecio de sus compañeros y sus subordinados por diversas causas. En medio del malestar que creaba esta situación, cierto número de oficiales jóvenes entendió que era necesario efectuar una depuración entre los jefes y los oficiales de las Fuerzas Armadas y empezó a planear un movimiento en tal sentido. Por otra parte, entre las clases y los alistados del Ejército comenzó a agitarse la idea y a tomar cuerpo el propósito de reclamar ciertas reivindicaciones que estimaban de justicia.


“La opinión de que el Gobierno del Dr. Céspedes significaba la frustración de la renovación revolucionaria a que aspiraban los grupos inconformes con la mediación, llevó a éstos a ver con simpatía los movimientos que surgían entre la oficialidad joven y las clases y los alistados de las Fuerzas Armadas. Por tal motivo, trataron de unirse a los mismos, a fin de contar con la fuerza necesaria para derrocar el Gobierno de Céspedes y sustituirlo por otro genuinamente revolucionario, sin nexo con la mediación.


“El movimiento de la oficialidad joven no llegó a producirse, pero el de las clases y los alistados tomó gran fuerza y entró en acción en la noche del 4 de septiembre. Representantes del Directorio Estudiantil, la Unión Revolucionaria, el ABC Radical, Pro Ley y justicia y algunas otras agrupaciones. Se reunieron apresuradamente en el Campamento de Columbia con el grupo de sargentos que habían asumido la representación de las clases y los alistados del Ejército. Entre dichos sargentos se destacó como la personalidad más vigorosa y jefe reconocido de los mismos, el sargento Fulgencio Batista, llegándose al acuerdo, en la citada noche, de constituir la Agrupación Revolucionaria de Cuba, exigirle la renuncia al Presidente Céspedes y confiar el Poder Ejecutivo a un grupo de cinco personas (la Pentarquía), con un programa de renovación revolucionaria muy amplio. Los acuerdos y las resoluciones tomados en el Campamento de Columbia, apoyados por la mayor parte de las Fuerzas Armadas, constituyeron el paso inicial de la llamada "Revolución de Septiembre", en el orden militar. En el orden civil, representaron el comienzo de la "Revolución Auténtica".


“Transmitida la noticia de los hechos que ocurrían en Columbia al Presidente Céspedes, éste regresó rápidamente a la capital. En horas de la mañana, hallándose ya Céspedes en el Palacio Presidencial, se presentó en el mismo, un numeroso grupo de los elementos revolucionarios oposicionistas a su Gobierno, al frente de los cuales se hallaban los Dres. Ramón Grau San Martín, Guillermo Portela, José M. Irisarri y los Sres. Sergio Carbó y Porfirio Franca, que habían sido designados para integrar el nuevo Ejecutivo. Las Fuerzas Armadas, inclusive las de Policía, apoyaban el nuevo movimiento revolucionario, de manera que el Dr. Céspedes se hallaba sin fuerzas para resistir. Intimado a que renunciase la Presidencia, se negó a acceder, pero en vista de que carecía de medios para mantenerse en el ejercicio de su alto cargo, abandonó el Palacio y se retiró a su hogar, quedando la jefatura del Estado en manos de la mencionada Pentarquía.”



Sección anterior: Gobierno del general Gerardo Machado

Próxima sección: El movimiento del 4 de septiembre, la Pentarquía





| Historia Elemental de Cuba |
| Libros de Cuba | Guije.com |


Correo Electrónico

Gracias por visitarnos


Última Revisión: 1 de Junio del 2006
Todos los Derechos Reservados

Copyright © 2006 by Mariano Jimenez II and Mariano G. Jiménez and its licensors
All rights reserved