Esta es la sección que trata con la biografía de “José Angulo Pérez” en Matanzas en el ejemplar que tenemos del “Magazine de La Lucha” editado en Cuba. No indica fecha de edición, sin embargo, las últimas fechas en las cronologías y otros datos son de 1923. Muchas de las fotos en nuestro ejemplar se encuentran en estado bastante deteriorado y es imposible poderlas reproducir.

“El que fue popularísimo Alcalde de Matanzas y que pereció trágicamente por un accidente automovilista, será siempre recordado por sus conterráneos.

“La biografía de esta inolvidable persona, y que fue insertada en un número extraordinario del periódico "El Obrero", es la que a continuación damos a conocer y dice así:

“José Angulo Pérez, hijo de Andrés Angulo y Sils y Gertrudis Pérez Infante, nació en la calle de San Ambrosio y Santa Rita, barrio de Pueblo Nuevo, Matanzas, el día 23 de Marzo del año 1883.

“Hizo sus primeros estudios en su ciudad natal, terminando su bachillerato a los quince años; meses después se fue a España, donde le recomendaron el estudio de las armas, de lo que desistió; imposible que aquel temperamento fuera militar.

“A los dos años de residir en la nación hispana, resolvió regresar a su patria; pero ya por reveses del Destino o por injustas transformaciones de la suerte, que por rara coincidencia siempre se ensaña en los seres que menos se lo merecen, hizo presa en su familia; y entonces aquellas facilidades con que contaba para estudiar se convirtieron en obstáculos; mas la adversidad no le acobardó su gran fe en Dios y su gran amor a sus familiares y semejantes le dio aliento para la lucha por la vida y no desmayaron un solo instante sus actividades en busca de un raro y honrado porvenir.

“Obligado por su situación económica, en 1902 hizo su ingreso en aquel honroso Cuerpo Nacional que se llamó Guardia Rural; de donde en la Guerrita de Agosto, pasó al Estado Mayor, en calidad de escribiente mecanógrafo, a las órdenes del capitán Guarino Landa, que aparte de ser su digno jefe, fue un leal y buen amigo.

“No fue óbice su situación de soldado para interrumpir sus estudios, pues sus horas de descanso se las dedicaba; con lo que logró aprobar los primeros años de su carrera, lo que le valió una estimación de sus jefes que lo observaban y una inmensa admiración entre sus compañeros.

“Cuéntase que en los años que era soldado estudiante, un antiguo conserje de la Universidad, un viejito blanco en canas, le decía a todo el mundo: "hace mucho tiempo que no veo a un soldado aquí dentro, y menos para examinarse; cada vez que veo ese militar, me figuro que es un santo con uniforme".

“Al cumplir sus cuatro años, se licenció no obstante los ofrecimientos que le hicieron los altos jefes pero no continuó, pues consiguió otra plaza donde podía con más facilidad terminar su carrera.

“Por fin, después de infinidad de sacrificios y amarguras, hizo su examen de grado en 1910 y terminó su carrera con la satisfacción del que logra una de sus más caras y nobles aspiraciones.

“Más tarde, fue nombrado Juez Municipal de Aguacate; puesto que desempeñó con el agrado de su pueblo, de allí se trasladó a su ciudad natal para ejercer su carrera, en donde por influencias de algunos de sus amigos, se entusiasmó para iniciarse en la política, y caer en las redes de lo más mezquino que tiene Cuba para hombres de corazón noble y compasivo, como era nuestro infortunado amigo.

“El 28 de Abril de 1917, unió sus destinos a la señorita Irene Romero, hija amantísima del nunca bien llorado educador matancero Fernando Romero Fajardo (q. e. p. d.).

“En ese mismo año aspiró a la Alcaldía Municipal de esta ciudad, pero por consejos y promesas de los Jefes del Partido Liberal renunció a su aspiración, ayudando como si se tratara de él, al mismo a quien por el se sacrificó.

“En 1920, aspiró de nuevo a la Alcaldía, para su desgracia, y aquí triunfó, pues debido a su bondad, a su sincera democracia y su nobleza salió electo Alcalde de Matanzas, no sin el asombro de la mayor parte del pueblo de Cuba, al ver que un candidato liberal había triunfado en Matanzas, donde por el interior de la provincia estaban los tristemente célebres bandoleros de la libertad y del honor disfrazados, atropellando y asesinando.

“Desde el momento en que tomó posesión de su cargo; un grupo indigno, pobres de espíritu y asquerosos de alma, lo persiguió, sin darle un momento de tregua, sólo por el único delito de ser honrado.

“No conformes con sus injustas persecuciones, lo suspendieron de un cargo que tantas amarguras le costara y tan honradamente ganó. Y he aquí su muerte, al dirigirse a la Habana en busca de una digna reposición, acompañado de un grupo de amigos: un horrible accidente volcó la máquina en que hacía el viaje y tan graves lesiones recibió su cuerpo que a las 12 menos 10 minutos de la noche del 10 de Agosto de 1921, rendía su último tributo al mundo de los vivos.

“¡Fue en busca de justicia y encontró la muerte!

“Posteriormente el Comité de Cuestación Pública, constituido por elementos de todas las clases de la sociedad matancera a raíz del trágico accidente automovilista que privo de la vida al que fue Alcalde Municipal, doctor José Ángulo Pérez, se dirige a todos los vecinos de esta ciudad, invitándolos a que concurrieran al acto solemne de descubrir la lápida de mármol, donada por la piedad pública, que se colocará en la casa número 32 y medio de la calle de San Ambrosio, barrio de Pueblo Nuevo, y en la cual nació nuestro infortunado amigo.

“El acto tendrá lugar -decía el manifiesto- a las nueve de la mañana del día siete. La lápida será descubierta por una de las alumnas de la Escuela Normal y el doctor Horacio Díaz Pardo, conjuntamente con el Presidente del Comité, capitán Mirabal, pronunciará discursos alusivos al acto y en homenaje a la memoria del doctor José Ángulo Pérez.

“Dicha alocución termina así:

“El Comité ha tenido especial empeño en que este acto esté revestido de la mayor solemnidad y para ello encareció a que el pueblo todo, fuera testigo de tan merecido tributo y al propio tiempo poner la nota tierna en el homenaje para lo cual y por noble decisión de las autoridades escolares, la concurrencia de los niños que reciben educación en las escuelas públicas de la ciudad.

“No ha descuidado que el recuerdo de aquel ejemplar ciudadano vibre en el alma de los que fuimos sus convecinos, y cuenta ya con la cooperación de poetas y oradores; y, por último, ávido de que resalte lo que el tributo tiene de cívica enseñanza, ha escogido, para su celebración, la fecha luctuosa, día de recuerdo para nuestros grandes muertos: el siete de diciembre del corriente año.

“Las bendiciones de Dios, las flores de la ternura, la música del sentimiento, el canto de los poetas, la voz de los oradores, la vibración de las almas, todo eso, que constituye el espíritu alado de la recordación merecida y fecunda, serán los elementos que han de dar solemnidad y grandeza al acto.

“El Comité persigue un objetivo supremo al rendir este tributo: el de enseñar a nuestro pueblo, a los viejos, a los jóvenes y a los niños, cómo a virtud, la honradez y el mérito dejan siempre reguero de luz y recuerdo permanente en la memoria colectiva.

“El Comité invita a todos, pero, muy especialmente exhorta a los maestros y maestras de la ciudad, para que haciendo labor patriótica, organicen y lleven a ese acto a todos sus educandos; porque, por encima de todo, es necesario educar a la niñez en ese culto del amor a la patria, admiración a los héroes y recordación de los que fueron buenos y ejemplares ciudadanos.

“Necesitamos, pedimos, exigimos este concurso, ya que, de tal suerte es cómo se va formando la conciencia de la patria en los niños de hoy y se van preparando los ciudadanos de mañana.

“El acto de descubrir la lápida, es cívico, patriótico, y, a la vez, piadoso; por lo que este Comité espera la concurrencia de todos los vecinos de Matanzas.

“Matanzas Diciembre 2 de 1921.

“-El Comité de Cuestación Pública.”